Vivir templadamente en oración
Porque tendríamos que renunciar los que creemos en Cristo a tener ciertas comodidades, aspirar a una vida mejor, a darnos pequeños lujos, viajes, o atesorar para nuestros hijos y quizá alcance para los nietos, estas cosas no siendo pecado son seductoras para nosotros, no percibiendo en ello maldad o iniquidad, Hoy estamos viviendo tiempos en que algunos vivimos desahogadamente, con ciertos bienestares y percibimos o anhelamos un futuro de prosperidad, pero; ¿es tiempo para tener ese enfoque del futuro?
Si tuviésemos la garantía de que el tiempo para la venida segunda de Jesús a esta tierra está lejano, podríamos tener una visión en la que, sin dejar a un lado la obediencia a DIOS pudiésemos tener algunas de estas cosas. Más si el tiempo es corto y no lo percibimos, también así es nuestra perspectiva. Para alcanzar dignidad de ser salvos y obtener vida eterna, se deben tener virtudes imprescindibles en nuestro carácter, fe, santidad, caridad, oración y templanza, el apóstol Pablo por medio del espíritu santo, nos muestra cómo debemos vivir, en estos últimos tiempos.
“Enseñándonos que, renunciando á la impiedad y á los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, y justa, y píamente, esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”.
Tito 2:12-13
Quien de verdad aguarda la esperanza de ver al Hijo de DIOS venir sobre las nubes con poder y gloria se abstiene de los deseos de este mundo, principalmente conociendo que el fin de todo está cerca [énfasis]. Siempre abandonar o dejar de lado aquellas cosas, actividades o personas que nos son queridas o que nos generan placer en pos de un objetivo es difícil y algunas veces doloroso. Y debemos preguntarnos ¿Qué tan dispuestos estamos a sacrificar nuestros anhelos en pos de alcanzar salvación? Llevando una vida más espiritual, ¿Cuál es nuestro grado de compromiso con DIOS?
El sabio rey Salomón escribe: Proverbios 25:16 ¿Hallaste la miel? Come lo que te basta…. si hemos sido bendecidos con cosas materiales, que nuestra vista perciba los acontecimientos de este mundo en el que ahora vivimos, y discernamos cual es nuestra mejor decisión.
“Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, una incorruptible”.
1 Corintios 9:25
“Antes sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; para que predicando a los otros, no me haga yo reprobado”.
1 Corintios 9:27
Consideremos poner nuestra fuerza, mente y aptitudes en servir a DIOS mediante la obediencia, siguiendo el ejemplo de Pablo, pensando que pudiésemos ser reprobados por Cristo en su venida.
Estabilidad espiritual
Existen cosas que a un cristiano le pueden afectar en su vida espiritual, las tentaciones; cuando la persona sucumbe a sus propias debilidades se verá preso de la decepción de sí misma, llevándola a sentir tristeza, apatía o por el contrario se deja arrastrar aún más por el pecado atrayendo hacia ella la perdición, sumergiéndose en ese estado de desenfreno total que la escritura bíblica nos muestra como locura espiritual, el desánimo o desencanto es otra de las cosas a la que un cristiano debe sobreponerse, muchas veces existen factores fuera de nuestro control; la agresión de algún miembro de la congregación, o de un familiar cercano que no practique la creencia como mandan los dogmas puede causar en nosotros desilusión o decepción en nuestra vida espiritual; las necesidades económicas también son factor.
Existen muchas personas y religiones que creen y hacen creer a otros, que ser religioso se trata de salir de todos los problemas económicos o de cualquier otra índole, volverse rico o cuando menos tener una vida llena de comodidades, cuando alguna de estas cosas nos sucede, abandonamos la fe o nos alejamos de ella, quizá podemos ver a otros que tienen lo que nosotros anhelamos y genere en nosotros un sentimiento de descontento, si nuestras expectativas se ven rebasadas llevan a este tipo de desilusiones, porque nuestro enfoque no era el correcto.
El apóstol Pedro nos dice [1Pe 4:7] Mas el fin de todas las cosas se acerca: sed pues templados, y velad en oración. Estos tiempos que vivimos están llenos de múltiples conflictos que han llevado a la humanidad a vivir en un estado como mínimo, de zozobra, la angustia, la aflicción, el miedo, la tristeza se han vuelto parte de la forma en que la humanidad actual vive; debido a las guerras que ahora vemos, la inflación, los desequilibrios financieros, económicos, la escasez o alza en productos necesarios o de uso común se ha agravado. Las enfermedades, la violencia, la inmoralidad y el desenfreno, la intolerancia, el materialismo hacen que vivir de una forma sensata, prudente, en tolerancia y sencillez sea difícil de llevar.
La templanza que nos recomienda el apóstol es llevar nuestra vida en un sano juicio espiritual, para ello es necesario aprender de la biblia, los momentos que estamos viviendo ahora en cuanto a todas las cosas que DIOS en su manifestación poderosa declaró a los hombres que escribieron la biblia, de todo lo que tendría que pasar antes de la segunda venida de Jesús en poder y gloria, todas las cosas que se han vuelto fuera de un orden deberán tener un fin, el cual Cristo se encargará de establecer.
Debemos vivir una vida ya distanciados de los placeres mundanales, preocupados en exceso por los afanes de esta vida, en otra parte [1ª Tesalonicenses 5.6] Por tanto, no durmamos como los demás; antes velemos y seamos sobrios. el apóstol Pablo no exhorta a que nos esforcemos a mantenernos al pendiente de las cosas espirituales en relación a la cercanía de la venida del Hijo de DIOS. También Jesucristo nos insta por medio de su palabra a estar alerta, dado que el advirtió que vendría como ladrón, no conociendo nosotros el tiempo con exactitud, sino que es por medio de las señales que conocemos que tan cercano está el día [Marcos 13.33] Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
Tenemos que ser conscientes de la condición de pecado y alejamiento de DIOS en la que se encuentra el mundo. una oscuridad espiritual y moral que es el estado actual de la humanidad, y que no hace otra cosa que advertirnos que la consumación del tiempo se acerca a pasos agigantados para el regreso del Señor, que conlleva la manifestación de la justicia divina y el juicio final. Jesús nos insta a mirar los eventos o señales que marcan su regreso a velar o estar alerta, conscientes de la realidad que vivimos, de forma espiritual, en relación a las profecías.
Para ello es esencial acercarnos a DIOS en oración, no solo por las cosas materiales sino también por las espirituales, solicitar fortaleza espiritual, templanza, una visión espiritual clara y lucida, sabiduría y entendimiento espiritual, discernimiento para tomar decisiones acertadas en cuanto a nuestra vida religiosa. Por lo tanto, debemos vistámonos de aquellas vestiduras blancas, obras justas de los santos, repeliendo con las armas de la luz, justicia, fe, honestidad, sinceridad, amor, todas las cosas con que este mundo quiere hacernos sucumbir.
“La noche ha pasado, y ha llegado el día; echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz, andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia; más vestíos del Señor Jesús, el Cristo; y no hagáis caso de la carne en [sus] deseos”.
Romanos 13:12-14
Nadie que esté en su sano juicio preferirá lo falso a lo verdadero, lo dudoso a lo cierto, la mentira a la sinceridad. Aprendamos las enseñanzas que nos da la escritura divina, pongámosla por obra y esperemos la gloriosa venida de Cristo Jesús, que el tiempo no es lejano.
Palabra de DIOS que vive y permanece para siempre