Perder para Ganar

Perder para Ganar


Cuando Jesús estuvo en calidad de humano sobre la tierra, mencionó sobre la manera en que debíamos seguirlo, buscando no preocuparse de los demás y enfocarse en el camino que trazó Él mismo para obtener las promesas de parte de Dios como la Vida Eterna y el ser llamado “Hijos De Dios” aun siendo gentiles, lo que se cumplió con los apóstoles. En este apartado, observaremos lo que Jesús expresó referente a ello para caer en la cuenta con todo raciocinio de que “hay que Perder Para Ganar“. Este apartado cuenta con dos pasajes bíblicos que se usan de base para la explicación del mismo, ambos son similares en cuanto a contenido ya que explican la forma en que debemos dejarlo todo y seguir a Jesús plenamente, “sin regateos ni excusas“.

“Y llegándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres. Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza. Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre á mi padre. Y Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren á sus muertos.”

Mateo 8:19-22


El pasaje anterior del libro de Mateo es, donde se nos muestra que seguirlo es más importante que los deberes familiares y/o sociales; aquí son mencionables dos casos particulares, veámoslo a continuación:

Llega un escriba y le dice a Jesús:
-Maestro, te seguiré a donde vayas.
-Las zorras tienes cavernas y las aves tienen nidos -le responde Jesús- pero El Hijo Del Hombre no tiene dónde recostarse y descansar.

Uno de sus aspirantes a discípulo dice:
-Señor, dame licencia de ir y enterrar a mi padre primero.
-Tú sígueme -le contesta-, deja que los muertos entierren a sus muertos.


¿Qué encontramos en este relato? Esto: primero, el escriba deseaba seguirlo “hasta el fin del mundo” pero no era consciente de la condición tal vez hostil de la que era objeto Cristo al responderle que no siempre encontraba lugar para dormir, igual era si dormía en el desierto o entre los animales, aunque claro está que no siempre se lee en los Evangelios que dormía en tal o cual lugar. Luego, uno de sus discípulos le pedía le diera permiso para sepultar a su padre, a lo cual le dijo “deja que los muertos entierren a sus muertos“. Pero ¿qué quiere decir aquella frase?, ¿los muertos se entierran a ellos mismos? ¡No! Lo que quiere decir es que, al aceptar seguir a Jesús, lo demás no debe tomar importancia alguna. Marcos nos da un poco de lo que dijo Jesús acerca de sí mismo, considerándose como una “causa de división“. En esta ocasión, Jesús platicaba con los hijos de Zebedeo.

“Y ellos le dijeron: Danos que en tu gloria nos sentemos el uno á tu diestra, y el otro á tu siniestra.”

Marcos 10:37


¿Qué pasó después de tan inusual petición? Cristo les preguntó si podían beber de su vaso o si podían bautizarse como él. Claro que sí podían ellos. Bueno, eso es cierto, pero ¡que se sienten a sus lados No Era De Él, sino a quienes sean elegidos! Otro evangelista escribe que fue su madre quien pidió aquello. Pero, en todo caso, los demás discípulos se enojaron por haber pedido eso. Lucas, por su parte, muestra a Teófilo y, tiempo después, a los lectores de las Escrituras Sagradas “lo que cuesta seguir a Cristo Jesús“. Aquí, Lucas le narra a Teófilo que, después que Jesús entró a comer en casa de un Fariseo en sábado, lo seguían muchos.

“Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.”

Lucas 14:26


¡Cuánto cuesta seguirlo! Jesús mismo dice que quien no aborrezca todo lo anterior, es decir, quien no se niegue a sí mismo, no es apto para que se convierta en su discípulo. No es que nos matemos físicamente con leer “y aun también su vida“, es negar la familia y negarnos a nosotros mismos, algo muy complicado. Por eso, cuánto cuesta seguirlo.


“Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré donde quiera que fueres. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza. Y dijo á otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre á mi padre. Y Jesús le dijo: Deja los muertos que entierren á sus muertos; y tú, ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.”

Lucas 9:57-62


El pasaje anterior del libro de Lucas, se presenta el mismo caso, sólo que en él existe una variante que sólo quien haya trabajado en el campo entenderá lo que dice Cristo aquí. Son notorios tres casos en esta ocasión, veamos:

Estando Jesús y sus discípulos caminando, sucede que uno sale a su encuentro y le dice a Jesús:
-Señor, te seguiré a donde vayas.
-Las zorras tienes cavernas y las aves nidos -le responde- pero El Hijo Del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza para descansar.

Se acercan a otro y lo invita:
-Sígueme.
-Señor -le explica el otro-, déjame enterrar a mi padre primero.
-Tú sígueme -le contesta-, deja que los muertos entierren a sus muertos, así anunciarás el Reino De Dios.

Otro se acerca y dice:
-Te seguiré Señor, sólo deja despedirme de quienes están en mi casa. -Ninguno que voltea a ver atrás ya tomado el arado es apto para el Reino De Dios.


Aquí encontramos claramente tres cosas: añadiendo lo visto en el libro de Mateo que es quien quería seguirlo a donde sea, pero no sabía que no siempre descansaría en una cama y quien quería despedir a su padre en el sepelio y no le fue concedido, encontramos también que el último que menciona Lucas quería unírseles, pero deseaba despedirse de su casa para siempre y la respuesta de Jesús fue ésa: que no estaba listo y preparado para ser otro discípulo más. Por eso es que se mencionaba previamente que quien tiene experiencia en el campo sabe qué es lo que El Mesías quería decir.

Por supuesto que se explicará también aquí de manera sencilla. El arado clásico es una actividad de campo donde la tierra es preparada por una yunta (una especie de cuchillas alineadas horizontalmente) remolcada por dos bueyes los cuales se dirigen con el campesino que los hace mover de manera recta y así labrar la tierra para sembrar lo que se ha de plantar; se debe hacer recto para que surta efecto, de lo contrario, no se plantará correctamente, por lo que el campesino no debe voltear a ver atrás para nada.


Cuando Jesús dice que no es apto quien voltea a ver a sus espaldas al tomar el arado y trabajar la tierra quiere decir que quien se allega a la familia para decirles que será un discípulo de Jesús y aun siendo discípulo se preocupa por la misma no es apto para Cristo, incluso si se preocupa y se interesa en lo terrenal, no le es útil. Así que, para ambos casos:

No se puede surcar recto si volteamos a nuestras espaldas.

No podemos mirar atrás y añorar lo mundano si estamos dentro del camino que aparejó Jesucristo.


El apóstol Pablo, en su carta dirigida a la congregación de Filipos en los primeros años de la Iglesia de Dios, les menciona algo relacionado al tema, pero al estilo que lo caracteriza: comparando el camino a seguir como un ejercicio sólo para atletas olímpicos de aquella época y las promesas de Dios como el premio dado en el podio al finalizar la práctica.

“Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haber lo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome á lo que está delante.”

Filipenses 3:13


De una u otra manera podemos entender que no enfocarnos en lo concerniente al mundo y fijar nuestra mirada y nuestras metas a lo que nos ofrece Dios, es decir, a las cosas de arriba, es algo óptimo para seguir a Jesús y promocionar su Doctrina. La carta a los Hebreos también cuenta con un apartado donde se explica cómo seguirlo y se hace extensiva la invitación de hacerlo con toda confianza y seguridad.

“Por tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que nos es propuesta, puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús; el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios.”

Hebreos 12:1-2


Aquí se explica de manera muy clara lo concerniente al tema. Debemos recordar que Nuestro Señor Jesús padeció al estar en la tierra en calidad de humano y, posteriormente, los apóstoles, considerando que Jesús no los hizo “eternos” sino que fueron dotados del Espíritu Santo, siendo Pablo uno de ellos. Pero ¿qué ejemplo nos dan? Ése. Sufrieron por predicar la Palabra de Dios y seguirlo, pero con gozo, sin interés absoluto de preocuparse siquiera en ellos mismos, en su cuerpo, en su salud (negarse a uno mismo). La invitación está en el primer versículo del pasaje: que corramos con paciencia, dejando absolutamente todo, conscientes de que nos enfrentamos tal vez a las peores condiciones de vida, pero confiados de que obtendremos el premio galante que El Creador ha apartado para cada quien.

Y ya que hablamos de recompensas, haremos mención de una en específico, usando para ello el relato de Jesús y su encuentro con un joven rico que añoró seguirlo, pero, como los demás, no le convenía si se enfocaba en lo material y no en lo espiritual. Dicho relato lo encontramos con tres evangelistas: Mateo 19.16-30, Marcos 10.17-31 y Lucas 18.18-30. Veamos:

Jesús venía de bendecir a varios niños luego que sus discípulos se negaran a acercársele a los pequeños. Se encuentra con un mozo en su camino. Se acerca el mozo corriendo y posa sus rodillas en el suelo en señal digna de reverencia y le pregunta a Jesús:
-Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para obtener la vida eterna?
-¿Pero por qué me dices bueno? -responde-, bueno sólo hay uno, es decir, Dios; bueno, si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos que ya has de saber.
¿Cuáles?

Los enlista resumidamente:
-No matar, no adulterar, no hurtar, no atestiguar falsamente, no defraudar, honrar a tu padre y madre, y amar a tu prójimo como a ti mismo.
-Todo eso lo he guardado desde niño, Maestro, ¿qué falta?

El Maestro, al escucharlo, lo mira con afecto y cariño y le dice:
-Si deseas ser perfecto, anda: vende tus propiedades y brinda tus ganancias a los pobres para aparejar tesoros en el cielo, luego ven y sígueme, tomando tu cruz.
El muchacho se aparta con tristeza en su semblante al escuchar a Jesús, ya que estaba repleto de riquezas materiales.

Sucedido esto, Jesús mira a su alrededor y exclama a sus discípulos:
-¡Es tan difícil que un rico entre en el reino de los cielos!
Los discípulos se espantan por escucharlo. Vuelve a decir:
-¡Hijos! ¡Cuán difícil le será a un rico entrar al reino de los cielos! A mí se me haría fácil pasar un camello por el orificio de una aguja que hacer entrar a un rico al Reino De Dios.

Los discípulos se espantan más y algunos preguntan por separado:
-Bueno, pues ¿quién podrá salvarse?
-Cierto es que al hombre esto le es imposible -explica El Maestro-, mas para Dios esto le es posible, ya que Él todo lo puede.
-Maestro -interviene Simón Pedro-, míranos: nosotros lo hemos dejado todo y elegimos seguirte, ¿qué recibiremos por ello?
-Bien dices; ya que decidieron elegirme, vendrá la regeneración y, cuando el Hijo Del Hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes se sentarán en sus 12 tronos para juzgar a las 12 tribus de Israel, pero para quien deje padre, madre, hermanos, hermanas, cónyuge, hijos, hijas, casa, terrenos, ¡todo por Mi Nombre!, recibirá ¡100 veces! todo esto, pero con persecuciones y, al final, heredarán La Vida Eterna, pero falta algo importante: Quienes Sean Los Primeros Serán Los Últimos, Quienes Estén Relegados, Serán Los Primeros.


¿Qué posesiones tenía aquel joven que se entristeció al escuchar al Maestro decirle que hiciera tesoros en el cielo y no en la tierra? En aquellos tiempos no existían las criptomonedas, las tarjetas de banco, los grandes emporios empresariales de consumo comercial ubicados en las superpotencias mundiales que tampoco existían, las loterías, tampoco existían las empresas informáticas de nueva generación como las redes sociales o los servicios por demanda en aplicaciones móviles, mucho menos las grandes empresas de fletes y/o pasajes de clase mundial. ¡Nada De Eso! En aquellos tiempos, las riquezas eran el ganado, los cultivos, el grano, los metales preciosos, los diamantes, los barcos mercantes, los terrenos llanos o con cultivos, los tributos de los demás si eran de las clases gobernantes, ¡incluso la cantidad de territorios conquistados para imponer otra voluntad! Por eso es que el muchacho tornó su alegría en tristeza, ya que era poseedor no de lo actual sino de lo que antaño eran grandes riquezas.

Si somos observadores, y comparando las tres versiones de Mateo, Marcos y Lucas de este relato, vemos que en el versículo 29 de estos pasajes se encuentran los pasos a seguir para seguir a Jesús, casualmente coinciden las tres lecturas en este versículo, pero dejando a un lado la coincidencia, consideremos lo que dijo Jesús: si dejamos todo lo mencionado por Su Nombre, recibiremos hasta cien veces aquello con una variante: será con persecuciones y obviamente no será de inmediato. Pero Cristo no nos dice que abandonemos a nuestra familia como tal, es decir, saliendo de casa por rebeldía y seguirlo, lo que quiere decir es que debemos dejar de pertenecer a nuestras familias (tampoco yendo al Registro Civil y cambiarse los apellidos en el acta de nacimiento) para formar parte de una familia nueva, es decir, los hermanos en la fe y en Jesús, y portar el apellido “Hijo/Hija De Dios“. A eso se refiere. Si la familia también decide aquello, obtendrá lo mismo, pero no perderán los apellidos por ello.

Por otra parte, ¿qué pasa si seguimos deseando lo pasado y no deseamos lo que Dios nos promete por medio de Su Hijo? Ejemplos tenemos en Las Escrituras Sagradas: la mujer de Lot que murió siendo estatua de sal, el Pueblo De Dios que vagó en el desierto, la temporada en que éste mismo fue gobernado por jueces donde la historia se repetía constantemente, Sansón al revelar su secreto ante Dalila, los atropellos de Saúl por querer ver muerto a David, éste último por sus pecados trayendo como consecuencia la división de su reino después de Salomón quien también fue desviado a la idolatría por causa de sus tantas mujeres, los aciertos y desaciertos de los reinos de Judá e Israel, las deportaciones, entre otros tantos casos.


Hagamos un resumen en donde consideremos lo perdido y lo ganado al elegir seguir a Jesús. En él, contemplemos a simple vista lo perdido o lo que estás por perder si deseas seguirlo. Perdemos la pertenencia a una familia que no cree en Dios o que profesa una doctrina errónea, perdemos la preocupación por las cosas materiales, perdemos a éstas mismas, perdemos a personas que creemos eran las correctas, a personas que considerábamos amigos pero que nos desviaban a la perdición, pero también perdemos algo muy pesado que no se nota a simple vista: los pecados cometidos. Todo ello se pierde. Pero se gana algo mejor.

Ganamos el conocimiento de La Verdad al estar viviendo en la ignorancia pasada; ganamos una membresía en la gran familia que, aunque portan en sus identificaciones apellidos de hombres, portan con orgullo, honestidad y santidad el más grande y preciado apellido de “Hijo o Hija de Dios” pasando a ser considerados entre la membresía como “hermanos en la fe” y de Jesucristo; ganamos más bendiciones que no llegan de la noche a la mañana, ganamos personas que nos aconsejan conforme a la Sana Doctrina, eso y mucho más, pero también ganamos el tesoro galante: La Vida Eterna.. Sí, siguiendo a Jesús, ganas eso y más. ¿Qué debes hacer para seguir a Jesús? Perder Para Ganar.

Atentamente,

Área de Informática
Fraternidad Juvenil



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