Dignos de evitar la tribulación venidera

Dignos de evitar la tribulación venidera


El 22 de enero del 2020, dos días después de que se informara del primer caso de coronavirus, en su país, el ex presidente Trump dijo en una entrevista en el canal de televisión estadounidense CNBC: “Es solo una persona que vino de China y lo tenemos bajo control. Todo va a estar bien“.

Así se expresaba el mandatario de los Estados Unidos de Norteamérica, desconociendo la tormenta que se avecinaba, y como él, otros tantos mandatarios, políticos, politólogos, sociólogos, y otros expertos en la sociedad y al igual que muchos nunca visualizamos la espada de Damocles que se cernía sobre nuestras cabezas. Se hablaba de crisis financiera, de posibles guerras, de política, economía, y los problemas que aquejan al mundo, jamás pensamos que algo de esta magnitud pudiese darse en ese momento.

Además de minimizar los riesgos del virus, Bolsonaro, el actual presidente de Brasil, ha burlado repetidamente las recomendaciones de distanciamiento social al mezclarse con simpatizantes: “Es apenas una pequeña gripe“, dijo en televisión. Por otro lado, Andrés López Obrador, presidente de México declaraba: “No nos van a hacer nada, los infortunios, las pandemias”.

Todas estas frases solo demostraban que ningún presidente o mandatario podía prever que esta pandemia tendría proporciones globales y que haría daño en la salud de los pueblos de la tierra, y aun mayor, en lo económico y en lo laboral.

El efecto de la pandemia global de coronavirus sobre el empleo va a ser “devastador” y superará con creces lo sucedido durante la crisis financiera mundial de 2008-2009, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, “Se perderán 195 millones de empleos en solo 3 meses” por la pandemia, este es el alarmante informe de la OIT es la crisis más severa desde la Segunda Guerra Mundial, que terminó en 1945, declaraba el organismo hace tan solo unos días.


En lo económico, es de todos conocido las afectaciones que ha causado esta pandemia, en el sector turístico, de la aviación tanto comercial como privada, automovilístico, transporte marítimo, sector textil y de fabricación de prendas de cuero y calzado.

Informes de la CEPAL

‘Más de un tercio del empleo formal y un cuarto del producto interno bruto (PIB) de América Latina y el Caribe se generan en sectores fuertemente golpeados por la crisis económica derivada por la enfermedad del coronavirus (COVID-19), informó hoy la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe) en un nuevo estudio sobre los impactos de la pandemia en la región. En un análisis por sector, el organismo internacional reveló que:

El sector turístico y de los viajes, que antes del brote del COVID-19 se preveía que constituyese el 11.5% del producto interno bruto (PIB) mundial, ahora solo en la Unión Europea pierde alrededor de mil millones de euros de ingresos mensuales.

En el transporte marítimo, se afectaron los viajes en crucero, que dan empleo a 250,000 personas, puesto que varios países aconsejaron evitar dichos viajes y las principales compañías de cruceros suspendieron sus operaciones.

El sector automovilístico debe hacer frente asimismo a un súbito y generalizado estancamiento de su actividad económica, habida cuenta del confinamiento de los trabajadores en su hogar, la interrupción de las cadenas de suministro y el cierre de fábricas.

Como consecuencia de las estrictas restricciones de viaje impuestas y la recesión económica a escala mundial que se prevé, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) estima que los ingresos del sector en concepto de transporte de pasajeros podrían reducirse en 252,000 millones de dólares, lo que constituye una disminución del 44% con respecto a 2019

‘En los sectores textil y fabricación de prendas de vestir, cuero y calzado, las medidas de cuarentena han mermado la demanda de los consumidores. En Bangladesh, las cancelaciones de pedidos han provocado una pérdida de ingresos de unos 3,000 millones de dólares, y han afectado a alrededor de 2.17 millones de trabajadores’

La agricultura y la seguridad alimentaria también se han visto gravemente afectadas. Por ejemplo, la reciente suspensión temporal de una de las mayores subastas de té del mundo en Mombasa (Kenya), en la que se comercializa té de muchos países de África oriental, podría tener un efecto económico devastador a escalas local, nacional y regional si esa suspensión se prolonga.’


La juventud a nivel mundial es la que se espera sea en un plazo medio la facción de la sociedad mayormente afectada. Los estragos en la actividad económica por la pandemia del coronavirus y las medidas de confinamiento ocasionaron la pérdida de 12.5 millones de trabajos en México durante abril, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Tal es la devastación que ha causado este fenómeno que el seno de la familia, ya tan golpeado por otras situaciones, ahora es sacudido del mismo modo, incrementándose según la UNESCO los casos de violencia intrafamiliar, divorcios, separaciones y demás.

Aún aquellos expertos que estudian las ciencias sociales se vieron sorprendidos de tal forma que he escuchado a hablar a algunos de ellos de forma impotente: “Cómo es posible que nosotros día a día evento tras evento que analizábamos nunca vimos que todo esto se acercara”.

Y solo es el principio


Creo todavía no alcanzamos a ver el efecto en los diferentes aspectos mencionados de lo que esta calamidad a corto y mediano plazo afectará al mundo. Algunos años atrás a quienes nos atrevíamos de pregonar los males por venir, éramos tildados de exagerados, amarillistas, alarmistas y varios epítetos de la misma condición.

Más esos pregones no son otros que aquellos que se encuentran en la profecía bíblica, aunque quizá de la misma manera nos vimos muy sorprendidos, los que son estudiosos de la palabra de Dios, y a este punto deberíamos cuestionarnos ¿Por qué los que creemos en Cristo y estudiamos la palabra divina, hemos sido sorprendidos junto con los demás?

La respuesta es dolorosa y punzante y no deberíamos evitarla por ello, no estábamos preparados para tal situación. Hemos sido displicentes, dejados, flojos, con falta de visión, preocupados por otras cosas, atareados, y todos los apelativos que pudiésemos decir son pocos y ya no solucionan nada.

La admonición


Yo respondí:

“¿Quién me va a oír, si les hablo y les doy este aviso? Tienen tapados los oídos, Señor, y no pueden escuchar; se burlan de tu palabra, no les agrada.”

Jeremías 6:10, ver. DHH


El mundo no quiere escuchar de Dios, de su doctrina, leyes, estatutos, de sus planes, lo triste es que muchas veces también en algunos de nosotros pareciese haber ese sentir, al igual que el profeta Isaías cuando pregunta ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? El profeta Jeremías se pregunta, y el conoce la respuesta, Israel de labios lo honraba, penosamente su corazón estaba lejos del camino de Yahweh, la adoración que manaba era la de un autómata, sin la fuerza en el espíritu que debía tener y la obediencia que tanto le agrada a Dios.

Similar a la burla de aquellos tiempos hoy a quienes se mofan de las profecías escritas, de la advertencia, muchas veces no expresándolo de esa forma, más con sus actos dejan ver que la palabra del Altísimo les es desagradable, les aburre, hace que sus oídos se carguen de hastío, sus bocas expelen bostezos y sus ojos se carguen de sueño.

“Aún la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?”

Jeremías 8:7-9


Es casi impensable para quien conoce la forma de estudio y conocimiento del pueblo judío, que Dios por medio del profeta Jeremías redarguya al pueblo de tal forma, desconocían lo que era hacer juicio a sus actos, pensamientos y caminos, esa es una de las razones por que se habían vuelto ciegos de entendimiento, los que decían ser sabios eran fatuos y cuando vino sobre ellos el mal; la vergüenza, la confusión y el espanto se apoderaron de ellos, aseveraban y proclamaban “su sabiduría”, pensando que la ley de Dios los justificaba de todos sus actos, indolentes e indiferentes a la misericordia. A la justicia y a la palabra que iluminaba como antorcha el horizonte, se perdieron en la oscuridad de sus pensamientos.

Como era posible que aquellas aves que saben estar alerta como la grulla, que dormita en una sola pata para que cuando le venza el sueño se despierte o la tórtola que conoce como nadie de las aves el amor y la fidelidad a su pareja, como el que Yahweh le prodigaba a quien había escogido por esposa, o la golondrina que recorre grandes distancias para proteger a sus crías siendo una premonitora de las lluvias.

Israel no había previsto nada, ni velado, tampoco conocía el amor de Dios por ellos. Y de esa forma el mundo desconoce que Él muchas veces hace venir tribulación para que el hombre entienda. ¿Conocemos nosotros los tiempos que estamos viviendo? Estas aves conocen las señales de los tiempos y están prevenidas, migran, construyen nidos aún claman al cielo.

Al igual que los mandatarios ignorando y burlándose de las advertencias de algunos expertos atrevidos, precisamente algunos se burlan de los acontecimientos que sobrevendrán a esta tierra, tan grande es lo que vendrá que los poderosos querrán morir.

Lo que viene

“Porque será tan terrible la tribulación entonces, como no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.”

Mateo 24:21, Ver. T. Amat


El mundo ha conocido pestes terribles, la fiebre amarilla, la española, la peste negra, y sin temor a equivocarme puedo decir que una pandemia mundial nunca se había dado en estos tenores, es cierto que tienen mucho que ver los medios de transporte y de comunicación, que hoy en día son rápidos e inmediatos, pero cierto es también que la señal es global y de gran advertencia, pero es solo eso, esta pandemia es una gran advertencia y lo que viene es peor.

No podemos dejar que esta señal pase inadvertida para nosotros, lo que está por venir no tiene parangón con nada que haya acontecido en el mundo, o que hayamos visto, ¿con qué podemos hacer una comparación? ¿Vivió los terremotos de nuestro país México? ¿Recuerda lo que es muerte y destrucción? O quien haya vivido una guerra, explosión volcánica, inundación, tsunami, incendio, déjeme decirle que ninguna de esas cosas por separado o juntas se asemeja a lo por venir y además déjeme hacerle otra pregunta ¿está preparado para el peligro que viene?

La preparación


¿Cómo podremos prepararnos para siniestros tan terriblemente devastadores? Debemos recurrir a quien nos puede dar la salida, a Dios quien nos ha advertido por medio de sus siervos los profetas. El evangelio de Lucas en su capítulo 21 versa de esta forma:

“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”

Lucas 21:34-36


La incertidumbre del qué comeremos el día de mañana, donde viviremos nosotros o nuestros hijos o nietos, que vestiremos, como pagaremos colegiaturas, agua, luz, predial, o las ambiciones propias hacen que nos sumerjamos en una rutina diaria, que es una vorágine de pensamientos y demandas, metas, objetivos, que influyen para que nos alejemos, sino del todo, en cierta medida de los pensamientos y propósitos que Dios tiene para con nosotros.

“La angustia abate el corazón del hombre.”

Proverbios 12.25 pp.


Cuando el cazador tiende sus trampas, la presa nunca advierte el peligro que se cierne, existen trampas tan peligrosas que muchas veces la presa es lastimada severamente, en esta forma nuestro Señor Jesús nos advierte de la trampa a la que el mundo se dirige a pesar de las advertencias.

La salida o escapatoria a este lazo nos es dada en el consejo del Maestro, primeramente, no debemos dejar que los anhelos sean lo único que almacenamos y que llenen nuestro corazón, no dejando espacio para las buenas cosas que también deben de ser guardadas en él, hacer vela o estar velando; es la disposición que ofrecemos para abstenernos de dormir, esto como sabremos nos demanda de un esfuerzo, resistencia y mantenernos ocupados para no caer en la tentación de adormilarse.

Tenemos que usar estos recursos en la vida espiritual para no dormir, el cansancio y el agobio son aquellas que nos incitan a no velar, la atención a la profecía, la ocupación en la evangelización, el discernimiento de las cosas espirituales, la perseverancia en la práctica de la caridad, de la tolerancia, benignidad, longanimidad y el perdón son cosas que nos mantendrán en alerta y no dormir.

Y después está la oración que nos recomienda Cristo, ‘Orad por todo y en todo’ escribió el Apóstol, cosa que muchas veces pensamos, es exageración estar orando a cada momento y por todo. Una cosa más queda decir acerca de la dignidad que debemos poseer para estar de pie delante de la llegada de nuestro amado y amantísimo Señor Jesús.

El Apóstol en la carta a los hebreos nos dice que sin santidad nadie vera al Señor, algunas veces nuestro corazón engañoso nos hace pensar que ya tenemos el grado de santidad adecuado para no ser pulverizados por la gloria de Jesús, estamos casi seguros que seremos transformados. Y, ¿es así? Si así es no tendrá ningún temor en declarar así, como termina el libro del Apocalipsis: Si, ¡ven Señor Jesús!

“Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesús, el Cristo, os es manifestado, como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; mas como aquel que os ha llamado es santo, semejantemente también sed vosotros santos en toda conversación; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”

1 Pedro 1:13-16


El profeta Elías al igual que Juan el Bautista, dice la escritura, tenían en los lomos un cinto de cuero, en realidad el termino se utiliza para dar a entender que aquellos hombres andaban bien fajados, estos cintos se utilizaban y se utilizan para cuando el varón va a requerir hacer un esfuerzo muy grande y no lastimarse o desgarrarse los tejidos, indicando así la escritura que estos dos profetas estaban siempre dispuestos al esfuerzo en gran manera.

Cuando Pedro el Apóstol escribió lo expuesto arriba, nos está indicando que deberá existir un gran esfuerzo basado en la templanza para esperar el advenimiento de nuestra redención, y como hijos obedientes en el Espíritu Santo, dejarnos guiar hacia todas las cosas que nos conducen a santidad.

Resta hermanos que seamos santos, obedientes, esforzados en la templanza y en la oración, velando en todo tiempo para ser dignos de evitar las cosas que han de venir al mundo, para probar los corazones de los que en él habitamos.

Paz de Dios


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