No Sembréis Entre Espinas

No Sembréis Entre Espinas


Sin lugar a duda los que vivimos en zonas urbanas carecemos del conocimiento que implica el proceso del trabajo de la tierra para la siembra, con el propósito de tener una cosecha rica y abundante, llena de bendición.

Tanto en el antiguo testamento con los profetas, como en el nuevo testamento tenemos la guía para llegar a hacerlo, valiéndose estos de parábolas llenas de una enorme riqueza simbólica, explican de una manera simple, así que el pueblo podía entender, y junto con el discernimiento único que proporciona el espíritu santo, nos sumergen en una gran profundidad.

Así pues, símbolos como la tierra, la semilla, el agua, la labor a la tierra, los cardos y/o espinas, el fruto o grano bueno y malo, las estaciones de siembra de siega, son en conjunto los que dan estructura a estas alegorías para que el hombre llegue a entender, que a semejanza de las plantas y árboles que dan fruto bueno, el hombre llegue a dar lo mismo.

Cardos y Espinas


La agricultura era y es importante para Israel como para todas las naciones del mundo, recordando que cuando nuestros padres Adam y Eva pecaron DIOS maldijo la tierra.

“Con dolor comerás de ella, espinas y cardos te producirá”.

Gn. 3.17,18


Vemos que, a causa del pecado, la transgresión, maldice la tierra, ya no es como al principio, Él Creador había dado la orden de que la tierra fructificara comestibles tanto en la hierba como en los árboles [Gn. 1.10-12] sin intervención humana, después del pecado el hombre tendría que trabajarla (trabajo de labor) para que fructificara, énfasis en el esfuerzo, al labrar con dolor y con sudor. En consecuencia, los cardos y espinas simbolizan la maldición de DIOS a la tierra a causa del pecado, viniendo a reflejarse en dolor y tribulación.

“Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición, y su fin será por fuego”.

Heb. 6:8

“Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinas y cardos; y aun sobre todas las casas de placer en la ciudad de alegría”.

Isa. 32:13


Las funciones de las espinas son proteger a la planta, tanto de los herbívoros como del intenso calor donde se forman, las espinas lastiman a quienes las tocan, animales u otras plantas, donde crecen, las buenas semillas no tienen esperanza de vida, precisamente debido a las espinas.

Los cardos son plantas de hojas espinosas, borde irregular, tallos duros y cabezuelas redondas o cilíndricas con espinas que producen flores suaves y sedosas de color púrpura, amarillo o blanco, son hermosas pero quien piense en tocarlas o arrancarlas se espinara seguramente, son semejanza de abandono o desolación en el corazón del hombre, donde crece la soledad, la amargura es el estado defensivo o reacio a causa del calor [Mt. 20.12; Job 24.19] que son las aflicciones extremas de la vida, la vida de este tipo de personas es como una tierra sin cuidados, sin trabajo de labor, abandonada de DIOS y de la bendición, existen cosas bellas en su vida, pero también debajo hay dolor o amargura. Donde hay espinas no aprovecha nada.

“Sembraron panes, y segarán espinas; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada; se avergonzarán a causa de vuestros frutos por la ira del SEÑOR”.

Jer. 12:13


La Tierra


Es el elemento donde cae la semilla, la abriga, fortalece, desde el principio fue creada para que sobre de ella fructificase toda planta y todo árbol [Gn. 1.11,12] DIOS la mira como un elemento que le tiene que dar honra [Lv. 25.3,4] a semejanza del corazón del hombre, es por eso que el símil es utilizado en parábolas y alegorías dentro de la biblia.

“Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y que engendra hierba a su tiempo a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios”.

Heb. 6:7


Majestuosamente el Maestro enseña una parábola hermosa donde expone que el corazón del hombre que escucha la palabra de DIOS es semejante a 4 tipos de tierra, una consolidada por el paso de los hombres, bestias y ruedas y que encontramos en el camino ya con una dureza, entre pedregales, entre espinos y por último en una buena tierra. ÉL mismo nos dice el símbolo:

“Oyendo cualquiera la Palabra del Reino, y no entendiéndola, viene el Malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; éste es el que fue sembrado junto al camino”.

Mat. 13:19


Conforme al título de este tema vemos cual es el símbolo del hombre que siembra entre espinas, es un hombre necio que desconoce el propósito de llevar a cabo un proceso correcto en la siembra. De tal manera que dijo Cristo:

“Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la Palabra; pero la congoja de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la Palabra, y se hace infructuosa”.

Mat. 13:22


La ambición, el anhelo por los lujos, el poder, la riqueza, son elementos de nuestra avaricia que en determinado momento se hacen fuertes dentro de nuestro corazón y ahogan la palabra, así como las espinas no permiten el crecimiento de la buena semilla, robándole el sol, el agua, nutrientes de la tierra y al crecer rasgan y cercenan el retoño de la semilla, de la misma forma actúan las cosas que están en este mundo con la palabra de DIOS, impidiendo pueda brotar y mucho menos alcanzar fruto. ¿Cómo podemos ayudar a DIOS a que esto no sea así? Que la palabra ¡fructifique! En nuestros corazones. Veamos el ejemplo de Israel.

“Si volvieres a mí, oh Israel, dijo el SEÑOR, tendrás reposo; y si quitares de delante de mí tus abominaciones, no pasarás a cautividad. Porque así dijo el SEÑOR a todo varón de Judá y de Jerusalén: Haced barbecho para vosotros, y no sembréis sobre espinas”.

Jer. 4:1,3


Labor de la tierra


Dentro del trabajo que hace el campesino se encuentra el preparar la tierra, para que ella pueda recibir la semilla el barbecho consiste en dejar descansar una parcela de tierra por uno o varios años, antes de volverse a cultivar, se hace limpieza de está quitándole las malas hierbas, espinos, y malezas; entonces se dice que se “barbecha”, es decir, que la parcela se labra con el fin de tenerla lista para la siembra. Es un método usado en la rotación de cultivos, la intención es, se repongan los nutrientes y la composición química del suelo, antes de otro tiempo de cosecha, para que naturalmente se restaure el equilibrio de los elementos que componen la tierra.

Lo que YAHWEH le dijo a Jeremías y él al pueblo era que tomando un tiempo determinado, el corazón de los hombres del pueblo debería encontrar el equilibrio, dejar de sembrar en sus corazones pensamientos, ideas, doctrinas erróneas y dedicarse a escuchar la doctrina verdadera de DIOS, con el propósito de que pudiese completar el “barbecho” arrancar las ambiciones e impurezas que estorbaban a su corazón. Si el hombre no medita en sus acciones pasadas y presentes, si no está consciente de los caminos y decisiones malas que ha tomado en la vida, quizá alejado de DIOS o en una aparente cercanía (como Israel) y le asalta ese dolor, remordimiento y/o arrepentimiento que lleva a vida, no podrá llevar a cabo esa parte del proceso de una verdadera conversión.

Es una de las razones por las que el corazón del hombre divaga, ahora bien, el barbecho se hace porque se dejó descansar a propósito la tierra, pero también se hace cuando el hombre ha descuidado su parcela de cultivo ya sea por pereza o negligencia y ha nacido sobre ella esos cardos y espinas espirituales o físicas; cuando damos pie al descuido de nuestra tierra (corazón) habrá tristes consecuencias.

“Pasé junto a la heredad del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían ya crecido espinas, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida”.

Pro. 24:30-31


La parábola del buen sembrador también simboliza la vida del cristiano a través de su vida o carrera, cuando no labramos o barbechamos el corazón este llega a endurecerse.

“No endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto”.

Heb. 3:8

“Circuncidaos al SEÑOR, y quitad los prepucios de vuestro corazón”.

Jer. 4:4

“Sembrad vosotros mismos para justicia, segad vosotros mismos para misericordia; arad vuestro barbecho; porque es el tiempo de buscar al SEÑOR, hasta que venga y os enseñe justicia. Habéis arado impiedad, segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira; porque confiaste en tu camino, y en la multitud de tus fuertes”.

Ose. 10:12-13


Por medio del profeta Oseas DIOS hace un llamamiento a un cambio de conducta, si quiere evitar el pueblo los rigores de la justicia divina: Sembrad en justicia (Siempre y cuando ya se haya barbechado la tierra). Sólo así se puede pensar en cosechar misericordia de parte del DIOS de Israel, en el estado en el que se encontraba, es comparado a un campo sin cultivar, que, por su abandono en sus deberes religiosos, está como un erial o tierra sin barbecho; por eso es necesaria una labor dura para remover la insensibilidad moral y religiosa a la que han llegado: arando es el único medio de buscar a Dios para que les enseñe la justicia o rectitud de vida conforme a sus preceptos. Hasta ahora no han hecho sino sembrar impiedad y cosechar iniquidad, lejos de los caminos de su Dios. Toda su vida no ha sido sino un engaño, un fruto de mentira, pues no han sabido ser consecuentes en su vida práctica con sus convicciones. Han creído poder vivir sin la ayuda de DIOS, confiando en su fuerza y buscando solo las cosas materiales.

Agua y Fruto


Es el producto esperado de la tierra, se labra, barbecha, siembra y se cuida de ella, con el objeto de que nos dé un fruto excelente, no solo un fruto, para ello es imprescindible el agua; la tierra puede ser la mejor, estará labrada, el campo barbechado, pero si no existe agua, simplemente no nacerá nada de ella, ese vital líquido que desciende de los cielos y que hace que la tierra fructifique es símbolo del espíritu santo y de la doctrina pura y cristalina que refresca el alma y del cual mana la vida.

“El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre. (Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; porque aún no era dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no era glorificado)”.

Jn. 7:38-39


Pongamos pues toda confianza en DIOS, esforcémonos en labrar el corazón y en quitar esas ambiciones que estorban.

“Bendito el varón que se fía en el SEÑOR, y cuya confianza es el SEÑOR. Porque él será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viniere el calor, y su hoja será verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de hacer fruto”.

Jer 17:7-8


Cristo dijo, que todo árbol que no da buen fruto, solo sirve para ser cortado y echado en el fuego, ahora el árbol estéril simboliza al hombre que no da frutos, es decir no tiene obras dignas, primero de arrepentimiento, de justicia y del espíritu, no entrará en el reino de los cielos.

Es necesario barbechar nuestro corazón para que después sembremos en justicia y seguemos en misericordia, si no limpiamos con la ayuda del SEÑOR nuestro corazón es prácticamente imposible que lleguemos a tener frutos, en nosotros, en nuestros hijos, conyugues, sobrinos, nietos, vecinos, amigos y más allá; que alegría es para el campesino cuando su tierra está llena de verdor y de hermosos frutos.
DIOS bendiga su palabra que vive y permanece para siempre.

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