Ceñid vuestros lomos y vuestras lámparas encendidas

Ceñid vuestros lomos y vuestras lámparas encendidas

Recuerdo muy bien el consejo de la abuela que después repitiera mi madre, “si no quieres una hernia en la ingle no olvides fajarte cuando levantes ese bulto”, como todo joven hice caso omiso a la advertencia confiando en mi fortaleza, pero ese bulto me enseñaría algo muy valioso, ya que apenas lo tuve en vilo un poco, sentí por primera vez un dolor y descubrí que era un dolor por sobresfuerzo en la espalda baja y en una parte de mi vientre que no sabía localizar muy bien, años más tarde he descubierto que en los textos bíblicos aquella parte se le llamaban los lomos. Si a esa parte donde sentí aquel dolor por no estar bien fajado son los lomos mencionados en la Biblia.

Cuál es el propósito de que nuestro Señor Jesús diera ese consejo, debes estar todo el tiempo preparado, no para levantar un bulto pesado si no, para hacer un gran esfuerzo sin lastimarte, ahora me surgía una incógnita, ¿qué significaba aquel cinto que físicamente habían usado algunos profetas como Elías, Eliseo, Juan el Bautista? Sobre todo el último me intrigaba un poco, que gran calor andar fajado con un cinturón de cuero, el sudor debió ser abundante, ya que se encontraba viviendo en el desierto y como sabrán muchas veces supera los 45 grados, puffff saberlo yo [me dije] ya que algunas veces me tocaba trabajar en ciudades de Sonora como Caborca y Guaymas oriundo de esta última, ese ingeniero que tan bien me caía, y en donde sentía que tragaba vapor cada vez que respiraba, pero salí de mi ensimismamiento.

Así que manos a la obra yo quería saber porque el maestro quería que estuviésemos bien fajados y con las antorchas encendidas, ya había comprendido que se trataba de una analogía (relación de semejanza entre dos cosas distintas) y que el cinturón era para estar preparados para hacer un gran esfuerzo (énfasis) que obviamente no sería físico porque nuestro Señor no me mando a levantar bultos, (aunque si me mandara por supuesto que lo haría) recordé que aquel cinto que me colocaba en la escuela secundaria y que era parte del uniforme rodeaba mi cintura y que tocaba mis riñones, vinieron a mí las clases de anatomía, en que aprendí que el corazón el cerebro y los riñones son de las 3 primeras cosas que se forma en el ser humano cuando está en el vientre de su madre y que son tan esenciales mantenerlas sanas toda nuestra vida, fue inevitable pensar en el pasaje.

Porque tú poseíste mis riñones; cubrírteme en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, y mi alma lo conoce mucho. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y compaginado en lo más bajo de la tierra. Mi embrión vio tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.

Salmos 139:13-16


Oh que grande sabiduría le proveíste al rey David dije dentro de mí, el corazón del mana la vida y lo que hay en abundancia, de eso hablo, y el cerebro (inteligencia de la cual más adelante hablare) cuan maravilloso es su funcionamiento e intrincados sus laberintos sinápticos de luz, sin olvidar que en todos esos órganos no hay nada encubierto para mi Dios. No recuerdo cuando fui embrión o feto, más estoy seguro que al igual que al rey David (sin siquiera por asomo asemejarme a él), Dios me formo verificando que todo estuviese en orden, poco a poco entendí que los riñones aquellos de los que manan las fuerzas, y que están recubiertos por una capa de grasa de hasta 13 milímetros tenían en la escritura más que un funcionamiento físico.

Yo Jehová, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

Jeremías 17:10


Precisamente a la altura de los riñones se encuentra el cinto de cuero de Juan, que interesante que si me encontraba fajado de esa parte parecería como si mi fuerza fuera mayor, ahora entendía que era una protección no sea que me desgarrara o me lastimara; era la fuerza moral y espiritual basada en….Ahh el Apóstol Pedro si él hablaba de estar ceñidos, ¿de qué era?

Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado.

1 Pedro 1:13


De templanza esa característica tan difícil de poseer, que era como el agua entre mis dedos sentía algunas veces que era mía y otras tantas que se me escurría entre ellos. Y sin la cual el mismo apóstol me recordaba que sin ella no podría obtener paciencia de Dios, ahora sentía que estaba escudriñando algo que me gustaba y llenaba de gozo mi espíritu, pero que mi carne insinuaba que no podría llegar a tener en su totalidad; estar dispuesto a realizar un gran esfuerzo en mi razonamiento, pensamiento e inteligencia de templanza, un compromiso con mi pensar de que pasara lo que pasara la templanza iba a ser parte de mi comprensión, aunado al consejo de quien negara al maestro, ahora otra voz, la del apóstol Pablo me recordaba que no era lo único de lo que debería estar ceñido.

Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la cota de justicia.

Efesios 6:14


Vaya, ahora pensaba, si no puedo con la templanza que me dice Pedro, ahora Pablo me dice que tengo que tener atado a mi cintura, el cinturón de la verdad, si ya se, le conteste a mi conciencia haciendo un monologo, sé que tener ceñidos los lomos de verdad, es decir verdad para con Dios y con los hombres, que tengo que pensar verdad, que también debo ser verdadero, que si vendo algo tiene que ser en el precio justo, que no debo aprovecharme de las situaciones, que aunque mi esposa, mis hijos, mis cliente y mis vecinos no me vean, yo debo ser verdadero porque Dios juzga mis pensamientos, mis sentimientos y mis obras, concebí, por eso el corazón, la mente y los riñones. No sabía si llorar de alegría por lo que estaba entendiendo o de tristeza, impotencia y dolor al saber cuán lejos estaba de estar ceñido de esas dos grandes cosas: Templanza y Verdad.

Prendí mi chimenea y vi el fuego crepitar con sus lenguas abrazando aquellos leños, me senté en ese sillón que me recordaba que me merecía sentarme en ese asiento después de mis largas horas de trabajo y después de mis éxitos profesionales, pero ahora ya no me parecía tan cómodo me estorbaba un poco, cuál era el caso de sentarme en un sillón del que luego me costaba tanto trabajo levantarme, o seria que mi conciencia ya no se encontraba tan cómoda después de empezar a reflexionar sobre las palabras de mi Maestro. A este punto sentía una tristeza y ese fuego me hizo recordar la otra parte del texto. Si mi chimenea era de gas, pero simulaba unos leños encendidos, y de pronto como una chispa llego a mi mente. Sabía aquella parábola de las diez vírgenes en Mateo 25 y lo que recita el siguiente Salmo.

Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.

Salmos 119:105


Pero en Lucas el maestro dice vuestras antorchas encendidas, debía referirse a algo similar, pero a la vez diferente. Salomón, señale, si ese rey que escribo 3000 proverbios tenía que haber entre uno de ellos algo que encendiera mi antorcha, que digo mi entendimiento. Tomé un libro que decía versión Dios habla hoy, entre ese estante lleno de libros y encontré aquel verso.

El espíritu que Dios ha dado al hombre es luz que alumbra lo más profundo de su ser.

Proverbios 20:27


De pronto vinieron a mi aquellos otros versículos que mi tío me hacía memorizar, gracias, dije al aire pensando en Dios y en mi tío, aquellos exhortos, pensé, han valido la pena, muchas gracias, volví a repetir, al venir a mi mente.

¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino el espíritu que está en el interior del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios. 1 Corintios 2:11

Ciertamente espíritu hay en el hombre, E inspiración del Omnipotente los hace que entiendan. Job 32:8


Necesitaba más argumentos para convencerme a mí mismo de que no era una interpretación falaz. Así que Salomón y Job otra vez fueron mi auxilio, otra vez.

¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, Y viene sobre ellos su quebranto, ¡Y Dios en su ira les reparte dolores! Job 21:17

Porque para el malo no habrá buen fin, Y la candela de los impíos será apagada. Proverbios 24:20


Era el entendimiento, la inteligencia, el razonamiento, pero no el que tienen todos los hombres y del cual hacen uso resolviendo grandes problemas en las escuelas o grandes empresas, talleres y laboratorios, era más bien aquel del que se hace uso en las decisiones buenas y malas en la moral de la conciencia para hacer juicio de mis actos, pensamientos y aun sentimientos al cual Cristo hace referencia. Ya casi estaba todo claro mi Maestro, Mi señor mi Salvador quiere que mi antorcha que es símbolo de mente, razonamiento y pensamiento espiritual, este encendida para poder. ¡Claro! Ver el camino por donde regresa Él, Esposo en la alegoría de la boda judía, que más adelante refiere.

Y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y llamare, luego le abran. Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando: de cierto os digo, que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos. Lucas 12:36-38

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Mateo 26:36-40


Muchas ocasiones, imagino el dolor de mi Señor al ver a quienes anduvieron tras sus pisadas, al cobijo de su protección, a la iluminación de sus enseñanzas. Dormidos sin poder resistir el cansancio, ¿y a mí también me ha abatido el sueño? me cuestione. No podía responderme a mí mismo, no solo una, muchas veces; aquella noche el Pastor sería herido y las ovejas dispersadas como cuando los salteadores robaban las ovejas, en las frías noches en Jerusalén, denoté, dentro de mí, entiendo que los discípulos estuviesen cargados de sueño por el ajetreo del día y aún más cuando el evangelio de Lucas 22:45 complementa que los hallo durmiendo de tristeza.

Cansados y tristes durmiendo los apóstoles en un evento trascendental en la redención del mundo (para los que acepten); mas no podía reprochar cuando yo mismo he fallado. Un dolor se apodero de mí no sabía si era en mi corazón o en mis riñones o era más el de mi mente, en ese momento caí de rodillas y aun en contra de mi voluntad las lágrimas cayeron sobre mis mejillas y ya no pude más los sollozos se volvieron incontrolables, yo no estaba ceñido y mi antorcha parecía a punto de apagarse, solicite humildemente perdón de mis actos y dije Señor ayúdame, ayúdame a estar ceñido y que mi antorcha este encendida y no vengas como ladrón y me halles durmiendo como a tus discípulos y me pierda.



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