¿Hallará Fe Sobre la Tierra?

¿Hallará Fe Sobre la Tierra?


La venida de Jesús es precedida por una serie de eventos que causaran gran aflicción y angustia a los habitantes de este mundo, tanto a los que creen como a los que no creen, una tribulación que el hombre, ya sea haya leído la biblia o no, aún no se puede imaginar, dado que nunca se ha visto nada igual, no existen registro o experiencias, salvo lo que pudiésemos leer del diluvio, ó lo que sucedió en Sodoma, Gomorra y las ciudades aledañas, así que los que esperamos ese magno evento debemos estar asentados en fe; una fe que será puesta a prueba.

“Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Defiéndeme de mi adversario. Pero él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, porque al fin no venga y me muela. Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto. ¿Y Dios no defenderá a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea longánimo acerca de ellos? Os digo que los defenderá presto. Pero cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra? Y les dijo también una parábola…”.

Luc. 18:1-8


Así inicia Cristo la parábola del capítulo 18 del evangelio de Lucas “el juez injusto” o “la viuda perseverante”. La lectura indica que esta parábola es una parte del discurso precedente. De modo que, vemos a la oración, parte de  la solución, para eliminar las dificultades de los días actuales, ¡sí! porque esta letra es para nuestros días y los por venir que anteceden a la segunda venida de Jesús, y claro, en su momento también lo fueron para los días del asedio de Jerusalén, y para cuando Jesús fuera tomado de la tierra y la iglesia semejante a  la viuda de la parábola, persistiese por la oración y en ella, y  debe ser su medio de confianza y de consuelo, así como también la de nosotros. Además esta parábola nos enseña que el desmayo, desaliento, desanimo, abatimiento que pueden sobrecogernos que puede ser por; la injusticia, la desesperanza, el cansancio espiritual, físico y las tribulaciones que pueden minar nuestra fe y/o persistencia {perseverancia}.

Y si Lot se angustiaba con percibir las obras malas de los habitantes de Sodoma, que acarreaban una gran tristeza a su corazón, de la misma forma nosotros nos sentimos tristes, defraudados, indignados, por una sociedad que cada día está envuelta en una degradación moral terrible, y que podemos hacer si no orar. Si tuviésemos que escoger palabras clave dentro de esta parábola serian; desmayo, oración, persistencia o perseverancia, justicia. Ahora bien la viuda pedía justicia, y la palabra en el griego utilizada es ekdíkesis una mejor traducción para la palabra del griego que se usa es: vindicación, retribución, aunque también se puede utilizar, justicia, castigo.

Vindicación: Vindicar es defender en favor de alguien contra una acusación o calumnia. Vindicar es sinónimo de vengar, defender, reclamar o recuperar. Vindicar puede ser usado, por ejemplo, para vindicar los derechos, vindicar la verdad, vindicar su corazón. En este contexto se refiere al acto de recuperar lo perdido.


De lo cual rescatamos que no solamente es castigo o justicia lo que pide la viuda, sino una vindicación de su honra y/o de sus méritos. Es decir ha tenido hechos los cuales la han hecho merecedora a una retribución, esos méritos son su buena conducta, su comportamiento, su apego y obediencia a las leyes (no tomando venganza por mano propia) en ese sentido los que somos hijos de DIOS no podemos pagar mal por mal o vituperar, o tomar venganza, o justicia por mano propia, así que nuestra conducta que debe ser justa es; retener nuestro carácter, nuestra lengua, nuestra mano, por eso pide la viuda vindicación. ¡Porque debe de existir una diferencia de aquel que cree a DIOS y el que no lo hace! Bíblicamente observamos, que es el pedido de los justos en Apocalipsis:

Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”.

Apo. 6:10


Como ya dijimos existen causas que nos hacen desmayar, desalentarnos, descorazonarnos, desanimarnos.

LA INJUSTICIA


Cuando observamos o somos afectados por la injusticia que se encuentra en nuestra actualidad, a causa de la violencia, corrupción, la falta de impartición correcta de justicia, nuestra alma es víctima de una gran decepción, esto ha existido pero es en estos días que la biblia nos dice que: por haberse aumentado la maldad, y ya sea fuera del pueblo de DIOS como en el caso de Lot, el cual el apóstol Pedro nos dice que era abrumado, angustiado por la conducta abominable de los impíos.

“Y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio”.

2 Pe. 2:7-9


Otro caso es el del pueblo de Israel siendo asediado y agobiado por los samaritanos cuando reedificaban el muro de Jerusalén y el menosprecio, la burla y asedio de aquellos hombres les provocaba tal agobio, que clamaban a DIOS por justicia.

“Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará. Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban”.

Neh. 4:1-5


O dentro del pueblo de DIOS como lo fue Jeremías y muchos de los profetas.

“Me sedujiste, oh SEÑOR, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido; cada cual se burla de mí. Porque desde que hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra del SEÑOR me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre. Pero, fue en mi corazón como un fuego ardiente y metido en mis huesos; trabajé por sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y denunciaremos. Todos mis amigos miraban si cojearía. Por ventura se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas el SEÑOR está conmigo como poderoso gigante; por tanto los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Oh SEÑOR de los ejércitos, que examinas lo justo, que ves los riñones y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he descubierto mi causa”.

Jer. 20:7-12


E incluso reyes como David, fueron asediados por los de su patria, hermanos de nación e incluso él padeció de su propia sangre.

“Júzgame, oh Dios, y pleitea mi pleito; de gente no misericordiosa, de varón de engaño me libra. Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?”.

Sal. 43:1-2


LA TRISTEZA Y EL CANSANCIO


El evangelio de Juan nos muestra como los discípulos se encontraban tristes a causa del padecimiento de su maestro y la visualización del suyo.

“Estas cosas os he hablado, para que no os escandalicéis. Os echarán de las sinagogas; y aun viene la hora, cuando cualquiera que os matare, pensará que hace servicio a Dios. Y estas cosas os harán, porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho esto, para que cuando aquella hora viniere, os acordéis que yo os lo había dicho. Esto empero no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Mas ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿Adónde vas? Antes, porque os he hablado estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque es venida su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la apretura, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También, pues, vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza; mas otra vez os veré, y se gozará vuestro corazón, y nadie quitará de vosotros vuestro gozo”.

Jn. 16:1-6, 21-22

“Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte; esperad aquí y velad. Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró, que si fuese posible, pasase de él aquella hora, y decía: Abba, Padre, todas las cosas son a ti posibles; traspasa de mí este vaso; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Y vino y los halló durmiendo; y dice a Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, no entréis en tentación; el espíritu a la verdad es presto, mas la carne enferma. Y volviéndose a ir, oró, y dijo las mismas palabras. Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados; y no sabían qué responderle”.

Mar. 14:34-40


LAS TRIBULACIONES


¿Mellan la fe las tribulaciones al justo? Veamos a Job:

“He aquí, tú enseñabas a muchos, y las manos flacas corroborabas. Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, y las rodillas de los que arrodillaban esforzabas. Mas ahora que a ti te ha venido, te es molesto; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas. ¿Es éste tu temor, tu confianza, tu esperanza, y la perfección de tus caminos?”.

Job 4:3-6


Otro ejemplo es el de Jonás, quien conocía bien la terrible maldad de Nínive y la crueldad de sus gobernantes de ello podríamos hablar lo que era la falda asiria que los prisioneros de guerra sufrían.

“Destruí, devasté y quemé la ciudad desde sus cimas hasta sus cimientos. Cavé canales y la inundé de una manera más destructiva que una tempestad. En los días venideros, ni los dioses de esa ciudad podrán ser recordados”.


Así se jactaba Senaquerib, rey asirio, de las múltiples torturas a las que sometía a sus pueblos adversarios cada vez que conquistaba un nuevo territorio. Ellos usaban el empalamiento, la crucifixión (creadores), trituración de huesos, Los asirios obligaban a los nobles que capturaban a moler los huesos de sus antepasados hasta convertirlos en polvo. ¿Por qué? Básicamente, esta acción formaba parte de la tortura psicológica. Decapitación, amputación de extremidades, que incluían genitales.

“Y oró al SEÑOR, y dijo: Ahora, oh SEÑOR, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y compasivo, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, SEÑOR, te ruego que me mates; porque mejor me es la muerte que la vida. Y el SEÑOR le dijo: ¿Tanto te enojas? Y salió Jonás de la ciudad, y se asentó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una choza, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué sería de la ciudad. Y preparó el SEÑOR Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le defendiese de su mal; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. Y el mismo Dios preparó un gusano viniendo la mañana del día siguiente, el cual hirió a la calabacera, y se secó. Y acaeció que saliendo el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y pedía su alma la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que mi vida. Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Hago bien en enojarme, hasta desear la muerte”.

Jon. 4:2-9


Ahora bien, aunque a veces existan esos sentimientos de indignación, tristeza, enojo, desesperación debe de existir ese actuar de la viuda (persistencia). Malaquías nos habla de la diferencia entre el justo y el impío:

“Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon”.

Mal. 3:14-15


Mateo 24:22 nos dice que, si estos días no fuesen acortados, sería muy difícil para los escogidos, ser salvos a causa de todas estas cosas. El evangelio de Juan nos habla de la forma en que debemos adorar estos días y los que vienen.

“Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.

Jn. 4:21, 23-24


La pregunta de si Cristo hallará fe en la tierra, puede ser contestada de una forma rápida, que incluso por dignidad quizá responderíamos “si”. Pero la pregunta que Jesús hace realmente es si hallará en la tierra la clase de fe que tenía la viuda de la parábola. De esta forma la pregunta que dicho sea de paso es reflexiva y personal, ya no es tan difícil de responder. Por último una lectura en Hebreos:

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”.

Hebreos 10:35-39


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