Su participación permite mirar el camino de los jóvenes desde otra perspectiva y de ofrecerles, al mismo tiempo, la posibilidad de tener un modelo de referencia para discernir sus propios proyectos.
El asesor es una persona desempeñada en su realidad social-religiosa y con profundo sentido de pertenencia a ella. Conoce y asume las esperanzas y dolores de su gente y de su pueblo. Siente empatía con esa realidad y especialmente con la de los jóvenes y procura identificarse con la situación concreta de quienes tiene que acompañar.