El Don Perfecto de Dios

El Don Perfecto de Dios

“Y Él es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas y con Él mora la luz.”.

Daniel 2:21-22


Dios ha sido muy notable desde la creación del mundo, tanto en las criaturas como en los elementos del mundo físico.  Dios es el único que puede hacer llover 40 días consecutivos sobre la tierra, Él únicamente puede separar las aguas de los mares como paredes estáticas. Solo Él puede sacar agua de las rocas, producir pan en los cielos para alimentar a su pueblo. Él únicamente puede entregar pueblos enteros, reyes en gran número, en manos de su pueblo para cumplir sus propósitos.

“A su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos”.

Jeremías 10:13


Los hombres, los animales, los astros, el fuego, las aguas, etc., todo está bajo su control y a su servicio. El hecho de permitir que un rey impío, como lo fue Nabucodonosor, haya subyugado al pueblo de su heredad (ISRAEL). No significa que Dios haya perdido su poder. En Jeremías 25:9 a Nabucodonosor Dios le llama “mi siervo”.  Nabucodonosor en este caso no es más que un vaso en las manos de Dios y una vara de corrección para su pueblo predilecto, y se deja ver muy claro en Oseas 11:3 aunque nosotros no nos demos cuenta que de Dios penden los pasos del hombre, firmes son y su camino le complace.

“Quien como Jehová nuestro Dios, que se sienta en las alturas y baja para ver los cielos y la tierra”.

Salmo 113:5


El mismo Daniel le dijo a Nabucodonosor: “Tu, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, potencia, y fortaleza, y majestad. Y todo los que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves del cielo, Él ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseñorear sobre todo ello”. No hay nada que el hombre posea que no le sea concedido de Dios, y el hombre cualquiera que sé su posición, debe reconocer esto. Desgraciadamente cuando el hombre ha encumbrado tanto, y Dios le ha dado inteligencia y ciencia, fama y gloria, piensa que todo eso lo ha conseguido por su ciencia, por su poder o por sus riquezas.

Eso fue lo que le sucedió al rey Nabucodonosor. No obstante que Daniel le hizo saber que el Dios del cielo le había dado reino y gloria, él se dejó llevar por su egoísmo, y dijo: “¿No es esta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa de mi reino, con la fuerza de mi poder, y para la gloria de mi grandeza?”. Los científicos ahora, en su carrera incontrolable de invenciones de progreso y viajes interplanetarios, no han reconocido que Dios es quien “da la sabiduría a los sabios, y ciencia a los entendidos”.

“Que midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos junto el polvo de la tierra, y peso los montes con balanza y con pesas los collados”.

Isaías 40:12


En la euforia de su poder Nabucodonosor quiso hacer a un lado los designios de Dios, y comenzó a maltratar injustamente a los siervos de Dios, incitándolos y aun obligándolos a que se aparten del Altísimo y de sus mandamientos, para que adoraran a los dioses de los Caldeos. Abusó de su autoridad, por cuya razón Dios le dio pruebas de su dominio quitándole de su majestuoso reino y echándolo al campo a vivir como las bestias.

“Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere”.

Daniel 4:25


… por eso ¿qué debemos saber?

“No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”.

Jeremías 9:23-24

“Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios”.

Salmos 53:2

“El único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amen”.

1 Timoteo 6:16



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