La Parábola de los Obreros de la Viña

La Parábola de los Obreros de la Viña


Una parábola es una figura retorica. Las parábolas de Jesús son aquellas breves narraciones dichas por Jesús de Nazaret que encierran una educación moral y religiosa, revelando una verdad espiritual de forma comparativa. La finalidad de las parábolas de Jesús es enseñar cómo debe actuar una persona para entrar al Reino de los Cielos y, en su mayoría, revelan también los misterios del reino.

Propósito de las parábolas

“Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; más a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”.

Mateo 13:10-18


¡Qué grande privilegio oír a Jesús!

“Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupado? Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, más pocos escogidos”.

Mateo 20:1-16


Al final de la parábola podemos observar el disgusto de los primeros obreros por recibir el mismo dinero de últimos obreros. Ellos dijeron: «Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora, y usted los ha tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día». Sin embargo, el dueño de la viña les contestó que no estaba siendo injusto. Sino que estaba cumpliendo con el trato acordado y se mostraba generoso con los demás. Además, tenía derecho a hacer lo que quisiera con su propio dinero. Esta parábola de los obreros de la viña, Jesús trata exactamente la importancia de la recompensa. La parábola comienza con la siguiente frase: «Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo».

La recompensa de Dios depende del trabajo de los obreros y de la generosidad de Dios. La hora undécima, es una hora antes de las dieciocho, es decir, las 17:00 horas, es la última hora, es decir, es la hora del fin del negocio, es la hora de la cosecha, es la hora por la cual todos lo demás obreros trabajaron, los patriarcas trabajaron para el fin; Moisés, Josué, los jueces, los reyes, los profetas trabajaron para el fin; los apóstoles del principio trabajaron para el fin, los llamados ministros de la Iglesia, los evangelistas y misioneros trabajaron para el fin. Pero ¿a qué generación le tocó el fin? A la de la hora undécima, la última generación, por eso debemos animarnos los unos a los otros porque es muy probable que nos encontremos en esa generación ya.

Todos debemos vernos dentro de la parábola de los trabajadores de la viña. Somos llamados por el Señor para trabajar en medio de su pueblo. Meditemos sobre algunas enseñanzas: Sin el Señor éramos inútiles, estábamos desocupados, ociosos, esclavos del mal. ¡Pero Dios nos llamó! Vino a nuestro encuentro y nos llamó a trabajar en su obra. Este trabajo consiste edificar una iglesia para el Señor, por el cual nos recompensará a cada uno. Y su deseo del Señor es que trabajemos para Él, quiere contratarnos y recompensarnos cuando vuelva, según las obras que cada uno hayamos hecho

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.

Apocalipsis 22:12


Siervos inútiles

“Porque el reino de los cielos es como un hombre que partiéndose lejos llamó á sus siervos, y les entregó sus bienes. Y á éste dió cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: á cada uno conforme á su facultad; y luego se partió lejos. Y el que había recibido cinco talentos se fué, y granjeó con ellos, é hizo otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también él otros dos. Mas el que había recibido uno, fué y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Y después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, é hizo cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco talentos he ganado sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor. Y llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; he aquí otros dos talentos he ganado sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor. Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste; y tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la tierra: he aquí tienes lo que es tuyo. Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí; por tanto te convenía dar mi dinero á los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío con usura. Quitadle pues el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque á cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Mateo 25:14-30


De acuerdo a varios estudiosos, un talento equivalía a seis mil denarios; donde un denario correspondía al salario pagado por un día de trabajo normal. Por lo tanto, un talento podría haber equivalido a cerca de 20 años de trabajo para la mayoría de la gente en aquella época. Un servidor fiel es aquel que actúa con responsabilidad y diligencia. Mientras que un siervo inútil es aquel que no aprovecha lo que Dios les da y desprecia sus mandamientos. La parábola de los talentos enseña que debemos aprovechar lo que Dios nos da y multiplicarlo. La Parábola de los talentos enseña que somos administradores y no dueños y también lo desgraciados que podemos llegar a ser La Parábola de los talentos enseña que habrá una diferencia entre los siervos fieles y los siervos infieles. ¡Aprendamos de estas parábolas!


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