Bautismos Locales – Cena del Señor

Bautismos Locales – Cena del Señor


De los momentos más importantes y emotivos de una congregación está un evento que, desde su promoción y posterior imposición en la Iglesia de Dios, es resultado de la transformación interior de una persona que quiere y decide entregar su vida a Dios y el servicio a su obra que, como bien sabemos, es mucha y requiere de muchos para hacerla avanzar de manera ágil. Dicho evento, que también es requisito para todo aquel que quiere ser considerado parte del Pueblo de Dios y anhela un lugar en la Vida Eterna, es el bautismo, un nuevo pacto entre El Creador y toda persona que lo busca con un corazón inundado de contrición y humillado, un corazón que no desecha nuestro Amado Padre (Sal. 51:17, RVR 1909) y que recibe para consolarlo por medio de su Espíritu perdonando sus pecados y su vida pasada con la entrega de Cristo Jesús en la cruz; es un acto que si bien lo instauró Juan Bautista al iniciar con las primeras actividades de evangelismo en una Israel dominada por Roma con la célebre frase:

“Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2b, RVR 1909)


Advirtió también de quien verdaderamente iba a bautizar “con todas las de la ley” como dice coloquialmente el mexicano, mencionando lo siguiente:

“Yo, a la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lc. 3:16b, RVR 1909).


Antes de iniciar con el relato de lo que fue testigo la congregación Bethel VI en la colonia Las Fuentes, Nezahualcóyotl, Estado de México, haremos un breve repaso histórico sobre la forma de llevar bautismos en la Iglesia de Dios en cuestiones logísticas. Unos hermanos de edad avanzada recuerdan haberse bautizado en conjunto con más congregaciones de toda la República Mexicana en un todavía cristalino Lago de Guadalupe, otros más recuerdan haber ido a la sierra de Texcoco en los límites de Tlaxcala y el Estado de México en un río de aguas frías en el momento en que se fijaron los límites de lo que conocemos actualmente como Región 3, o en algún lugar de abundantes aguas en Morelos, estado característico por su clima tropical y abundantes balnearios de recreación (y que de cierta manera se prestaban para llevar a cabo los bautismos recordando la característica esencial de ser bautizado en aguas corrientes). Hasta 2020 las entonces 15 sedes de la Región 3 México Oriente se juntaban para organizar en conjunto este evento de bautismos colectivos, juntando a todos los Ministros y Diáconos para bautizar y apoyar respectivamente; hoy por hoy, y dadas las condiciones de parte de las consecuencias de la emergencia sanitaria del ya conocido COVID-19, se dejó de lado ese método, dando libertad a todas las congregaciones a que se junten para llevar a cabo su evento particular de bautismos o bien de manera “solitaria”, es decir, sólo de una congregación, tal es nuestro caso el cual hemos de relatar.


Es la madrugada de un ya iniciado sábado 22 de Marzo del año 2025 y muchas familias nos preparamos con la indumentaria correspondiente a un hijo de Dios que asiste constantemente a un templo, aunque con la diferencia de que los hermanos del Ministerio que sirven en el culto a Dios que son Ministros, Diáconos y Obreros son los que preparan ropas blancas para apoyar tiempo después a los tres hermanos que han determinado dejar que Dios sea el alfarero para que moldee su barro y hacer de ellos un nuevo envase útil para que sea depositado en ellos el Espíritu Santo que nuestros hermanos Ministros impondrán desde donde habita nuestro Creador Eterno. Siendo las 6 de la mañana varios nos damos cita en el punto de reunión (cerca del templo Bethel VI) para trasladarnos a un lugar dedicado muy especialmente para este tipo de eventos característicos de la Iglesia de Dios, provisto con amor por los hermanos Vargas desde hace 4 años y quienes son oriundos de las montañas que rodean al templo Monte de Sión de Techachalco, Acaxochitlán, Hidalgo, parte de la Región 4, “Hidalgo”. En dicho punto de reunión nos esperan los hermanos organizadores del culto especial para ser distribuidos entre un autobús y una camioneta, ambos vehículos aptos y preparados para viajes turísticos o traslados especiales, en esta ocasión fueron alquilados para que juntos vayamos a celebrar culto al Padre Eterno a la vez que nuestros hermanos candidatos al bautismo bajan a las aguas para cumplir con el pacto nuevo entre Dios y la humanidad para merecer la Vida Eterna.

Tras un viaje lleno de expectativa y alguna complicación no dificultosa en el aspecto mecánico del autobús que nos transporta, llegamos a un frondoso bosque en el poblado de San Mateo, Acaxochitlán, Hidalgo, donde los hermanos Vargas, anfitriones del estanque construido por ellos y dedicado a Dios para las actividades correspondientes al bautismo, nos esperan prestos para este especial evento que celebraremos en unos momentos. Desde 2021 se ha dispuesto de este lugar en donde varios de nuestros hermanos nos hemos bautizado, en específico como congregación individual y acompañados una vez con una comitiva de La Hermosa en Ampliación Emiliano Zapata, Ixtapaluca en 2022. Una vez más hoy nos reunimos para que presenciemos la decisión materializada de nuestros hermanos candidatos al bautismo: Esteban Lira Pérez, Miriam Isaura Apresa de la Rosa y Jesús Daniel Lira Rivera, fijando en sus mentes y corazones la meta de la Vida Eterna; como oficiantes están los hermanos Ministros Efraín Lira Soto, Arsenio Sánchez Arenas y Espiridión Estrada Cruz y como auxiliares los hermanos Diác. Neftalí Lira Soto y Obreros Benjamín Sánchez López, Carlos Cruz López y Carlos Ocaña Hernández, además de los hermanos familiares de los candidatos al bautismo.


Después de un estudio express de la lección de Escuela Sabática del día y un sermón sobre el último y más importante paso para pactar con Dios una vida en santidad a la vez que elevamos cantos a nuestro Padre Amado y leemos pasajes bíblicos acordes al momento especial que presenciamos, llega el momento de bajar al estanque donde se ha de realizar el acto de bautismo que, como es de rigor, fluye agua corriente que cae desde un hoyo en un nacimiento de agua y es dirigida a un arroyo. En los rostros de los hermanos candidatos, distinguidos entre todos por la indumentaria blanca que portan para la ocasión, se nota tanto nerviosismo como la sensación inexplicable de una mezcla de sentimientos propios de un humano ante la incertidumbre de la ocasión, se asoman apenas las lágrimas en sus ojos y el frío clima que se presenta en las montañas de Hidalgo hacen que en sus cuerpos se les note aún más el nerviosismo con el que son invadidos… pero al momento de entrar al estanque de bautismo cada hermano y realizado el acto de bautismo es cuando cada hermano candidato pasa a ser oficialmente un recién nacido hijo de Dios, con un frío invadiendo absolutamente sus cuerpos, con reacciones similares derramando lágrimas de emoción por la entrega ya hecha a Dios que hizo desaparecer en sus mentes el nerviosismo y la incertidumbre aunado a la sepultura del viejo hombre que hasta hace un momento cargaban en ellos mismos para obtener un título espiritual y santo proporcionado por nuestro Dios. Cada quien abraza a su papá, mamá, hermano, familiar o hermano de amistad que lo recibe al salir del estanque o dentro del mismo y sale con una toalla rodeando su cuerpo material, con un té caliente en mano… cargando en su interior una sensación de paz que sólo experimentamos cuando sentimos la presencia de Dios en nosotros aunado a la confianza y fe depositados en Él y su Hijo Amado, quien fuera el Cordero Inmolado sacrificado para el perdón de pecados de la humanidad, el cual es la razón por la que se instituyó el bautismo en agua corriente, acto ya realizado en este momento.


Es el tiempo de la comida y, como se lee en las Escrituras, “Y perseveraban […] en la comunión, y en el partimiento del pan […]” (Hch. 2:42, RVR 1909), por lo que, hecha la oración correspondiente, nos sentamos a compartir los alimentos entre hermanos y familias enteras y convivir apenas un poco de tiempo; terminamos de comer y reacomodamos el espacio donde realizamos nuestro servicio de culto donde llega el momento de adoración y alabanza a Dios a la vez que figura un sermón sobre los estándares deseados de alguien que ha decidido ser llamado Hijo de Dios, se designa un espacio para la imposición de manos para recibir el Espíritu Santo (Hch. 8:17, RVR 1909) donde el hermano bautizado va con su hermano Ministro oficiante del mismo para confirmar el pacto hecho entre Dios y nuestros tres hermanos noveles en la membresía del Pueblo de Dios. Tras un momento de abrazos a los hermanos Miriam, Esteban y Jesús donde les dicen con amor y alegría “Bienvenido Al Pueblo De Dios” y algunas recomendaciones finales para la congregación presente, el hermano Min. Efraín Lira Soto cierra las actividades con una oración de clausura incluyendo el retorno seguro a casa y la bendición apostólica recurrente de cada sábado. El retorno a Nezahualcóyotl es por demás tranquilo y sin complicaciones en el trayecto, unos dormitando, otros platicando con el hermano o la hermana de al lado, otros escuchando cánticos espirituales dedicados a Dios… pero en especial los 3 hermanos jóvenes que se acaban de bautizar y que han recibido el título sagrado de “Hijo de Dios”, olvidando el nerviosismo de la mañana y reviviendo en sus mentes el sentimiento al momento de bajar a aquel estanque. Ahora resta nunca abandonar el camino trazado por nuestro Creador Eterno.


Seguido de ello, y como es costumbre en la Iglesia de Dios, después de los eventos masivos de bautismos, sigue la más grande fiesta del Pueblo Santo, La Cena Del Señor, culto, fiesta y evento al cual sólo accedemos los hermanos bautizados quienes hemos pactado con Dios por el perdón de los pecados y para una nueva vida en santidad y dedicación a su trabajo arduo; dicho evento se realiza anualmente en dependencia de una fecha del calendario gregoriano que coincida con el día 14 de Nisán en el entendido que es la fecha en que Israel tomó la pascua al salir de Egipto en donde estaban esclavizados (Éx. 12:1-28) y que Jesucristo además lo complementó en base al nuevo pacto instaurando elementos esenciales y actividades específicas en relación al evento mismo en cuestión (Mc. 14:12-25) En el caso de Las Fuentes, templo Bethel VI, así como de las demás congregaciones esparcidas en todo México y algunas sedes de Estados Unidos, Argentina y Brasil anexadas a la Conferencia General de la Iglesia de Dios, se aparta por decisión conjunta la fecha de 10 de Abril de 2025, fecha que coincide por primera vez con el inicio del día sábado en la parte oscura, por lo que el tradicional culto de inicio de sábado pasa a ser el culto magno de la localidad y las mejores indumentarias figuran en todos los congregantes de Bethel VI, pero más allá de lo material está priorizado lo espiritual pues los hermanos que hemos de participar en la Cena del Señor hemos hecho nuestro propio autoanálisis espiritual (1 Cor. 11:28-29) y procurado perdonar las ofensas entre hermanos (Mt. 5:23-24) para acceder en entera paz a este gran culto.


Después de realizar el orden de culto correspondiente a la ocasión con alabanzas relacionadas al evento mismo y alguna disertación de la Palabra de Dios sobre la importancia de la santidad como requisito permanente para participar en la Cena del Señor a las 8 pm que es la hora en que se debe realizar la actividad conjunta de La Cena, el hermano Min. Efraín Lira Soto es quien oficia la sección de La Cena y prescinde de los hermanos David Padilla Reyes, Diác. Neftalí Lira Soto y Diác. José Sánchez Arenas para la repartición del pan sin levadura y el jugo de vid que cada hermano bautizado come y bebe según la autorización del hermano oficiante y con las oraciones respectivas para cada elemento consumible. Acto seguido se hace la distribución de hermanos para la sección de Lavatorio De Pies donde cada hermano se humilla ante su prójimo en correspondencia a la última actividad implementada por Cristo Jesús en aquella Cena antes de ser crucificado (Jn. 13:1-20). Por último, después de las actividades de cierre y la oración final con su bendición apostólica correspondiente, los hermanos apoyamos en el acomodo de la utilería ocupada para esta fiesta de la Iglesia de Dios (toallas, lebrillos, agua para el lavado de pies, jarras y copa del jugo de vid, la charola del pan ázimo, etc.) y aprovechamos el tiempo restante para las fotografías especiales entre familias y hermanos de amistad dentro de la congregación. Al retirarnos del templo damos gracias a Dios por la dicha de participar de esta edición de la Cena del Señor y rogamos a Él mismo para que nos prepare para la edición siguiente de este evento si es su voluntad.


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