Buscar a Dios continuamente

Buscar a Dios continuamente


Cuentan las Sagradas Escrituras en 1 Crónicas que David después de derrotar a los filisteos y recuperar el Arca del Alianza y traerla a Jerusalén. Dio gracias a Dios, ofreciendo a Dios holocaustos y pacíficos, y cuando hubo acabado de ofrecer holocaustos y pacíficos, bendijo al pueblo en el nombre de Dios y dijo:

“Confesad a Jehová, invocad su nombre, Haced notorias a los pueblos sus obras. Cantad a él, cantadle salmos, Alabad de todas sus maravillas”.

1 Crónicas 16:8


Ese era el deseo de David y ese es mi deseo también, que yo y usted, busquemos a Dios y permanezcamos en él. Que no nos dejemos mover fácilmente de lo que hemos conocido, y que permanezcamos firmes en lo que hemos aprendido. Rogativa del Apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 2: 1-2: “No os conturbéis ni por espíritu ni por palabra, antes estad firmes en la doctrina que hemos aprendido, y el mismo Señor Jesucristo conforte nuestros corazones y nos confirme en toda buena palabra y obra”. Con toda la confianza de que nos va a ir muy bien porque así lo dijo Él.

“Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo”.

Jeremías 31:16


Toda obra que se hace aquí en el templo, para el desarrollo de la Iglesia.

“Esfuérzate y esforcémonos por nuestro Dios, y que haga nuestro Dios como bien le parezca”.

1 Crónicas 19:13


Cuenta también en 1 Crónicas 11 que los hijos Moab y Amon vinieron a la guerra contra Josafat y entonces tuvo temor y humillo su rostro para pedir socorro a Jehová y dijo: “Señor tú has ayudado mucho a mis padres cuando te han pedido. Si un mal viene sobre nosotros, o espada o pestilencia, castigo o hambre, presentarnos hemos delante de ti en esta casa (porque tú nombre está en esta casa) clamaremos a ti y tú nos oirás”, ¿y cómo sucedió?

“Y Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta, el cual blandió su lanza contra trescientos y los mató, y ganó renombre con los tres. Fue el más ilustre de los treinta, y fue el jefe de ellos, pero no igualó a los tres primeros. Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón valiente de Cabseel, de grandes hechos; él venció a los dos leones de Moab; también descendió y mató a un león en medio de un foso, en tiempo de nieve. Él mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una lanza como un rodillo de tejedor, mas él descendió con un báculo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su misma lanza. Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y fue nombrado con los tres valientes. Y fue el más distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A este puso David en su guardia personal”.

1 Crónicas 11:20-25


Así hace Dios como bien le parece. Por eso hermanos roguemos: “Para que este también con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres y no nos desampare ni nos deje nunca” (1 Reyes 8:57). Después de que los Israelitas cruzaron el mar rojo y fueron salvos de los egipcios, Moisés y María elevaron un canto a Jehová diciendo:

“Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré”.

Éxodo 15:1-2


Este es nuestro Dios, y para Él trabajamos: “Por eso hermanos míos amados, mantengámonos firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del señor, sabiendo siempre que nuestro trabajo en el señor no es en vano” (1 Corintios 15: 58).

“No cansándonos nunca de actuar el bien, que a su debido tiempo, nos vendrá la cosecha, si permanecemos y no desmayamos.  Así que, según tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y mayormente a los domésticos en la fe”.

Gálatas 6:9-10


Recordemos que con nuestra perseverancia salvaremos nuestras almas (Lucas 21:19). Si en verdad permanecemos fundados y firmes en la fe, sin movernos de la esperanza del evangelio que hemos oído, el cual se predica en toda la creación que esta debajo el cielo, Cristo nos reconcilia con su muerte, para presentarnos santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él (Colosenses 1: 21–23).

“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”.

1 Juan 2:28


“Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra”.

2 Tesalonicenses 2:15-17



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