¿Realmente amas a Dios?
¿Qué es el amor? Es un sentimiento que nace del continuo trato hacia una persona y se van descubriendo sus cualidades y sus imperfecciones, pero el amor de Dios es diferente es nuestra entrega total a Él y se lo demostramos guardando todas sus ordenanzas, estatutos y sus leyes.
El amor a una persona es totalmente diferente al amor que nos inspira Dios, porque una persona con sus imperfecciones, por su estado carnal tiende a decepcionarnos, a engañarnos, traicionarnos, mentirnos; pero el amor que le demostramos a Dios, debe de ser sincero, honesto, limpio y desinteresado. Tenemos que valorar el amor que Dios nos tiene, como lo declaró el apóstol Juan.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16
Vemos la más grande prueba de amor de Dios hacia nosotros, entregando a su Hijo a morir en la cruz para que todo aquel que en Él crea no se pierda y tenga vida eterna. Dios quiere que disfrutemos de su amor y de todas sus bendiciones que tiene para nosotros, quiere que seamos salvos, por eso debemos llevar nuestra vida como Él lo demanda, reflexionando en cada una de las acciones de nuestro diario vivir.
Valoremos ese gran amor y aprendiendo de los ejemplos que encontramos en la Biblia; uno de ellos, es sobre el pueblo de Israel que no valoro todas las oportunidades que Dios les daba a pesar de que fue un pueblo rebelde. Dios los perdono varias veces, pero por la dureza de su corazón quedaron muertos en el desierto los que no hicieron su voluntad.
Por otro lado, un ejemplo positivo fue Job que, aunque Dios permitió que Satanás le hiciere muchas pruebas y sufrimiento, él nunca desistió y nunca perdió la fe en Dios y fue recompensado con el doble de bendiciones tanto en su familia, en sus bienes y en su salud porque él cumplió lo que dice el libro de Deuteronomio 28: 1-14.
Resalto las palabras que dijo Moisés al pueblo que, si oyeren la voz de Dios y guardaran sus mandamientos, serian benditos en sus casas, su canastillo, en su entrar, en su salir, en sus animales, en sus tierras y más. Para demostrar que realmente amamos a Dios debemos cumplir todos y cada uno de sus mandamientos, para poder merecer todas esas bendiciones porque Él suple todas nuestras necesidades aún sin merecerlo.
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Romanos 8:38-39