Elección de Dios

Elección de Dios


La Escritura enseña que “la suerte está echada en el regazo, pero su disposición entera es del Señor”. Echar suertes era una práctica ajustada totalmente a los patrones bíblicos, utilizado frecuentemente para revelar la elección de Dios.

Esta costumbre de buscar la elección de Dios echando suertes todavía existía en el siglo I d.C. Lo vemos en Josefo, que se describe a sí mismo y a los últimos luchadores que quedan en Masada echando a suertes para determinar el orden en que morirían. Un ejemplo más viene de Qumran: la expresión “yetzey ha-goral” – “el resultado del sorteo”, que aparece varias veces en los Rollos del Mar Muerto para indicar una decisión grupal.

En la actualidad es un método de probabilidad, ¿Será licitó para un cristiano continuar haciendo uso de esta práctica para tomar decisiones? Echar a suertes era un método utilizado frecuentemente para revelar la elección de Dios, como:

Encontrar a alguien responsable de ciertos actos

Cuando los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; “porque Acán de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel”, en esta ocasión se usó este método conforme a Josué 7:1-26, para sorprender al anatema y ser quemado.

Un evento más de este tipo lo tenemos cuando el pueblo peca contra Jehová, comiendo la carne con la sangre y “el rey Saúl dijo: Venid acá todos los principales del pueblo, y sabed y ved en qué ha consistido este pecado hoy; porque vive Jehová que salva a Israel, que, aunque fuere en Jonatán mi hijo, de seguro morirá”. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese. Finalmente termina empleando el método de las suertes para conocer al culpable. “Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte cayó sobre Jonatán”. 1 Samuel 14:42.

Descubrir la elección de Dios con respecto a sus representantes

Vemos en 1 Samuel 10:19-22 donde se relata que la tribu de Benjamín fue la elegida para que de ahí saliera un rey, que era lo que el pueblo pedía al profeta Samuel.

En el día de la expiación

Dos machos cabríos idénticos le eran llevados al Sumo Sacerdote, colocándolos él mismo en la parte norte del altar y a plena vista de los fieles que atendían en el patio exterior, uno de los machos cabríos era puesto en su mano derecha y el otro en su mano izquierda. Dos pequeñas tablillas de oro se ponían dentro de una urna en una de las cuales estaba escrito la palabra “la-Jehovah” (para el Señor) y en la otra, la misteriosa palabra “la-Azazel” (para Azazel).

La urna era sacudida, y el Sumo Sacerdote introducía ambas manos al mismo tiempo, echando suerte en cada mano y colocando una tablilla en su mano derecha sobre la cabeza del macho cabrío a su derecha, y otra en su mano izquierda sobre la cabeza del macho cabrío a su izquierda. Una cinta carmesí estaba ataba alrededor de la cabeza sobre la que había caído la suerte para Azazel. La mitad de la cinta se quitaría antes de que el animal fuese enviado lejos, y sería atada en la puerta del santuario. Levítico 16:8-10.


Esta forma de tomar decisiones no solo la usaban los sacerdotes o gente santa en el pueblo de Dios, también lo usaban incircuncisos. En Jonás 1:7 habla de tripulantes que iban a Tarsis, “Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás”.

En Abdías 11 habla de enemigos de Israel que usaban este método para decidir. “El día que estando tú delante, llevaban extraños, cautivo su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos”.

Los soldados del gobernador hacen uso de este procedimiento, “Cuando le hubieron crucificado a Jesús repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. Mateo 27:27-35.

Regresando a la pregunta, ¿Será licitó para un cristiano continuar haciendo uso de esta práctica? Salomón no pidió dinero, tampoco pidió fama o larga vida. Él pidió que Dios le diera sabiduría para que pudiera ser un rey bueno y Dios se la concedió. Cuando él tuvo que tomar decisiones no recurrió a el método de echar suertes y responsabilizar a Dios. Cuando se presentaron las dos madres reclamando un mismo niño, él analizó y tomo una decisión.

Hay momentos en que nosotros determinamos sobre gran parte de una elección y al final decimos: Dios decida, y ponemos alternativas para que Él seleccione. Si nosotros damos alternativas ya hicimos un juicio, entonces ¿Por qué no nos responsabilizamos y tomamos la decisión final, con la sabiduría que Dios nos ha dado?



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