El diseño de Dios para nosotros
En la palabra de Dios podemos leer en varios de sus libros la hermosa creación que Dios realizó para sus hijos. Dios pensó en cada detalle para que el hombre pudiera tener un espacio donde pudiera vivir en armonía con su creación y con todo lo necesario para subsistir teniendo el dominio sobre lo creado.
En el primer libro de la Biblia de nombre Génesis, cuyo significado es “principio u origen”, se revela el nacimiento del mundo, de la tierra, de la luz, de los continentes y mares, del surgimiento de las montañas y las llanuras, las plantas, de las aves, de los peces y reptiles, de los cuadrúpedos, y por último, la más grande y maravillosa obra de Dios, la creación del hombre.
“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.”
Génesis 1:31
El origen de la creación es un estudio de gran importancia y uno de los misterios fundamentales que Dios revelo al hombre para que pudiera conocerle con el fin de que el hombre forjara una vida plena y en obediencia al Creador. Todo lo que nuestros ojos pueden mirar, tan grande o insignificante que sea, fue preparado y planeado para nuestras vidas, fue hecho para que nosotros de manera inteligente y con cierto dominio, como ya se mencionó, lo administramos en beneficio de la humanidad.
“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios… Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.”
1 Corintios 4:1-2
Ahora bien, ¿por qué nuestro Dios Todopoderoso, decidió crear un lugar perfecto y con características admirables? ¿Era acaso necesario para Dios? La respuesta es sencilla y la podemos encontramos en las Sagradas Escrituras.
“Los cielos proclaman la gloria de Dios y la expansión denuncia la obra de tus manos.”
Salmo 19:1
Todo lo hizo perfecto, la misma constitución del cuerpo humano da cuenta de ello, cada una de sus partes actúan en unidad y coordinación, gobernados por la cabeza e impulsados por el corazón donde se anidan los sentimientos, derivado de esto podemos identificar dos aspectos del hombre como ser.
La constitución física es decir de su organismo, ningún miembro le falta ni le sobra, nada de sus partes le es necesario, todos tienen un propósito funcionalmente, reflexionamos un poco tomando una parte de la analogía que hace el apóstol Pablo.
“Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
1 Corintios 12:14-22
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios.”
La “parte espiritual” la del sentir y buen actuar se vio afectada cuando desobedeció a Dios y fue echado de su presencia.
“He aquí solamente he hallado: que Dios hizo al hombre recto, más ellos buscaron muchas cuentas.”
Eclesiastés 7:29
Una de ellas y la principal fue hacerse mortal, situación que solo puede recobrarse aceptando el plan de Dios propuesto en su hijo Jesucristo quien fue enviado para morir por nuestras faltas, situación que nos favorece para poder estar nuevamente ante la presencia del Padre.
“Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad. Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria.”
1 Corintios 15:53-54
De esta manera todo lo diseñado y hecho por la mano de Dios le dio el calificativo de “bueno”, y tuvo un propósito principal, que todo lo creado le dé debido reconocimiento, la honra y la alabanza por siempre. En cuento al hombre, además de “henchid la tierra, y sojuzgarla” (Génesis 1:28), también le dé la gloria a su nombre.
“Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los críe, los formé y los hice.”
Isaías 43:7