Un buen discípulo

Un buen discípulo

Timoteo fue un buen discípulo, aprendió mucho de su maestro, el apóstol Pablo, quien confió en él y le dejó de responsable en la Iglesia de Éfeso; aunque se pensaba que era muy joven para tener esa responsabilidad.

¿Qué es un discípulo? Es un persona que aprende una doctrina, ciencia o arte bajo la dirección de un maestro. Jesús escogió a 12 discípulos que estuvieron con Él, como sus alumnos especiales, y ellos acompañaron a Jesús a donde quiera que iba.

“Entonces llamando á sus doce discípulos, les dió potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.”

Mateo 10:1


Ellos aprendieron las enseñanzas de Jesús, para luego enseñarlas a otros. El apóstol Pablo tuvo también discípulos. Un día al llegar a la ciudad de Listra, conoció a Timoteo, un joven que llegó a ser su discípulo y su hijo en la fe.

Timoteo es una palabra griega que significa “el que honra a Dios” (Timo-Theus). Timoteo fue discípulo del apóstol Pablo, era hijo de madre judía y padre griego, originario de Listra; su madre se llamaba Eunice y su abuela fue Loida.

“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.”

2 Timoteo 1:5


Los hermanos que estaban en Listra y en Iconio, daban buen testimonio de Timoteo, el apóstol Pablo quiso que Timoteo lo acompañará en algunos de sus viajes por diferentes ciudades.

“Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego.”

Hechos 16:1-3


Timoteo fue nombrado por imposición de manos por medio del apóstol Pablo.

“Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos.”

2 Timoteo 1:6


Algunas veces Timoteo se quedaba en alguna ciudad junto con otro discípulo, por lo cual, el apóstol Pablo le enviaba constantemente cartas, para motivarlo para que siguiera predicando.

“No descuides el don que está en ti, que te es dado por profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Medita estas cosas; ocúpate en ellas; para que tu aprovechamiento sea manifiesto á todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello; pues haciendo esto, á ti mismo salvarás y á los que te oyeren.”

1 Timoteo 4:14-16


El apóstol Pablo consideraba a Timoteo como un verdadero hijo en la fe, por lo cual, le hacia muchas recomendaciones para que no le pasara nada malo; principalmente cuando lo dejo en la ciudad de Éfeso.

“Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando partí para Macedonia, para que requirieses á algunos que no enseñen diversa doctrina.”

1 Timoteo 1:3


Recordándole también que se mantuviera firme en las enseñanzas que había recibido desde pequeño.

“Empero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra.”

2 Timoteo 3:14-17


En las epístolas del apóstol Pablo hacia Timoteo, podemos leer todas las recomendaciones que hacia el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo. Tu hermanito y hermanita quisieras que la gente hablara de ti y que te tengan en gran estima; aprende desde tu temprana edad las Sagradas Escrituras y cumple con los mandamientos de Dios, al igual que el joven Timoteo.


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