Hasta el fin, pretende llevarnos a través de los versos desde un estado de profunda aflicción hasta el reconocimiento y consuelo que encontramos en Cristo. El coro tiene su base en Mateo 28:20, personaliza las palabras pronunciadas a los apóstoles para superar cualquier situación. Este himno causará el sentimiento de transitar desde la oscuridad hasta la luz. Si estamos inmersos en nuestra propia oscuridad, no terminamos de dar los pasos que nos conducen hacia la verdadera luz (Romanos 13:12).

Lo que nuestro Señor Jesucristo dice es claro: Los asuntos de la vida y de la muerte no están bajo control humano, sino en las manos de Dios. Los que rechazan a Dios no tienen otra alternativa que buscar con afán y ansiedad para satisfacer las necesidades de la vida. Sin embargo, los hijos de Dios no tienen necesidad de vivir preocupados, pues están confiados en un Padre celestial que proveerá para sus necesidades, porque Él “sabe que necesitáis estas cosas” (Mateo 6:32). Si Dios cuida del sustento y la belleza de la naturaleza y de su creación, también cuidará de nosotros. Lo realmente importante es poner a Dios como nuestra prioridad, al margen de toda abundancia material, la vida no consiste en sus bienes. En realidad, lo que cuenta es ser rico en los tesoros del Reino de Dios. “…sino regocíjense de que sus nombres están escritos en los cielos” (Lucas 10:20).

“Presto estoy” o como se mencionaba antes “Heme aquí”, es un canto de compromiso y disposición en la labor de nuestro Dios. Expresa que no importa qué tan difícil pueda ser, estando con Él lograremos vencer, sabiendo que todo trabajo en Dios no es en vano, siempre edifica y se acordará de nosotros (Hebreos 6:10). En ambas estrofas se hace énfasis en un cambio espiritual, si nuestra meta es llegar a la estatura del varón perfecto, para así reinar con Dios, debemos de tener una vida correcta delante de Él.

“Cuando veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?”. El Salmo ocho, en el cual se basa esta alabanza, es uno de los Salmos que más me inspiran para reconocer el amor y la presencia de Dios en mi vida. Su creación es tan hermosa, que refleja en cada cosa, el gran poder de nuestro Dios. Es algo inigualable y maravilloso el poder contemplar la grandeza del Creador en cada detalle, pues todo fue hecho con esa belleza y dedicación, la cual nos hace sentir la necesidad de decir lo grande que es su nombre en toda la tierra y el poder disfrutar de todo, pues lo puso debajo de nuestros pies, es un acto de amor innegable por parte de nuestro Padre celestial.

Las palabras conmovedoras de Jesús: “No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros” (Juan 15:16) se destacan en estos versos, un recordatorio de que, en medio de este mundo, Dios te ha escogido, y te ha envuelto en su inmenso amor para caminar de su mano. Un Sendero de Amor es una expresión de gratitud y entrega a Dios. Aunque nos enfrentemos a obstáculos en nuestro camino, podemos estar seguros de que, con Fe y confianza en Dios, superaremos cualquier desafío. “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Su amor y presencia nos acompañan en cada paso que damos.