Un Corazón Dividido
Mostraremos por medio de las Escrituras que un corazón dividido multiplica nuestros problemas y no agrada a nadie.
“Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada. Devoraron extraños su fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo supo. Y la soberbia de Israel testificará contra él en su cara; y no se volvieron a Jehová su Dios, ni lo buscaron con todo esto. Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria. Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones”.
Oseas 7:8-12
Los israelitas de los días de Oseas estaban tratando de adorar tanto a los ídolos paganos como al Dios vivo y verdadero. Así que el profeta Oseas usó tres pintorescas figuras del lenguaje para describir sus corazones divididos.
Primero, eran como tortas no volteadas, no les sabían bien ni a Dios ni a los paganos (7:8).
Segundo, eran como un hombre orgulloso que no puede ver las señales de su vejez. No eran conscientes de su decadencia espiritual (v.9-10).
Tercero, eran como una paloma incauta que vuela de una nación pagana a otra en una búsqueda vana de ayuda (v.11).
Hoy, también los cristianos a menudo somos afligidos con el mismo síndrome del corazón dividido. Creemos en Jesús, pero nos mostramos renuentes a entregarle por completo cada área de nuestra vida. Vamos a la iglesia, pero no queremos poner en práctica nuestra fe todos los días si eso nos priva de tener éxito o placeres mundanos.
Primero, no agradamos a Dios ni tampoco atraemos a Cristo a los que no son cristianos.
Segundo, puede que se necesite una crisis que nos muestre nuestra verdadera decadencia espiritual.
Tercero, vivimos vidas no realizadas, a pesar de que se va de un placer mundano a otro.
Oremos cada día: «Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre» (Salmo 86:11).
“Mantengamos firme la profesión de nuestra fe sin fluctuar; que fiel es el que la prometió: y considerémonos los unos a los otros para provocarnos al amor y a las buenas obras; no dejando nuestra congregación como algunos tienen por costumbre, más exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
Hebreos 10:23-25
Un corazón dividido da como resultado algunas consecuencias graves. Un corazón dividido multiplica nuestros problemas.