El cielo y la tierra pasarán

El cielo y la tierra pasarán

“El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”. Mateo 24:35


Hay expresiones en la Biblia que necesitan una explicación con la misma Biblia. Desde el tiempo de Cristo, o posiblemente desde antes, los hombres han estado especulando sobre la posibilidad del fin del mundo, lo cual para ellos significa que la tierra en la cual vivimos dejará de existir. Desde los días de Cristo se han puesto muchas fechas para dicho acontecimiento, que, según sus predicciones tenía que coincidir con la venida de Jesús.

Hace alrededor de cincuenta años, en los Estados Unidos pasaron una comedia de radio o “radio-drama” que despertó un gran temor, el cual se extendió por todas partes en donde se escuchaba el radio-drama, porque en dicho radio-drama, como en el radio se presentaba, este planeta en que vivimos iba a ser invalido por los marcianos. Por supuesto, esto sólo era idea dramatizada para pasarla al aire. Sin embargo, debido al enfrascamiento en que la gente se encontraba a medida que oían aquel drama, perdieron la noción de lo que estaba pasando. Algunos se suicidaron, muchos corrieron hacia las montañas para esconderse, las iglesias se saturaron de gente que pedía misericordia.

Esto es solo un ejemplo entre muchos que han sucedido en estos últimos años. La expresión “El cielo y la tierra pasarán” tiene relación con la expresión “Fin del mundo”. De que esta tierra será invadida algún día, según la Biblia, no es un mito. Pero no será invadida por los marcianos. Jesús dijo:

“Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria”. Mateo 25:31


El fin del mundo


Vamos a considerar el fin del mundo como primer paso hacia el entendimiento de la frase: “el cielo y la tierra pasarán”. En Mateo 24:3, dice:

“Y sentándose él en el monte de las olivas, se llegaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?”


Más tarde Jesús les dijo a sus discípulos que estaría con ellos predicando el evangelio “hasta el fin del mundo(Mateo 28:20). El fin del mundo, es una expresión que señala la terminación de esta era, el tiempo que Jesús dijo: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin”. Literalmente el fin del mundo significa el fin de esta era, como se explicará en seguida. En la parábola del sembrador y la cizaña, los discípulos le dicen a Jesús, “Decláranos la parábola de la cizaña del campo”. En su respuesta Jesús le dijo:

“El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre, la buena simiente son los hijos del reino; la cizaña son los hijos del malo, y el enemigo que la sembró, es el diablo; y los segadores, son los ángeles. De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será el fin de este siglo. Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro y crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos para oír, oiga”. Mateo 13:37-43.


Vemos entonces aquí que “el fin del mundo” es el tiempo en que Dios se encuentra con su pueblo, exaltando a los justos, y destruyendo los impíos en el fuego. Jesús es el señalado para llevar a cabo esta acción, y esto se puede ver en las palabras de Juan el Bautista que, hablando de Jesús, dijo: “Y quemará la pala en fuego”. Pablo declaró también:

“Y vosotros, que sois atribulados, dar reposo con nosotros, cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia, en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, y por la gloria de su potencia”. 2 Tesalonicenses 1:7-8


El fin del mundo en los días de Noé


En este párrafo vamos a considerar el hecho de que el diluvio puso fin a aquel mundo viejo. Aquello se consideró el fin del mundo para aquellas generaciones. El apóstol Pedro en su Epístola, hablaba de los burladores y los escépticos que no creen en la promesa de la venida del Señor y el fin del mundo, y decía:

“Cierto ellos ignoran voluntariamente, que los cielos fueron el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está sentada, por la palabra de Dios; por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”. 2 Pedro 3:5-6

“Y si (Dios) no perdonó al mundo viejo, mas guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de malvados”. 2 Pedro 2:5


Al analizar este registro del diluvio encontramos que la tierra material y los cielos materiales no fueron destruidos en ese tiempo del fin del mundo, lo que sucedió fue que la tierra fue purificada de los efectos del pecado a tal extensión que los impíos fueron destruidos con sus obras. El registro nos dice que las aguas estuvieron sobre la tierra ciento cincuenta días. Cuando las aguas disminuyeron, la tierra quedó, y también los cielos físicos. Todavía, cuando leemos la declaración de Pedro (2 Pedro 3:5-6), podemos ver que él le llamó “el fin del mundo” en los días de Noé, “por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua”. Tomando la destrucción de la tierra y los cielos antiguos (o mundo), como un tipo de lo que sucederá a los cielos y la tierra, Pedro dice:

“Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la destrucción de los hombres impíos”. 2 Pedro 3:7


Si los cielos físicos y la tierra física no fueron destruidos en los días de Noé, ¿podemos creer que esto si acontecerá a la venida del Señor?


Los cielos y la tierra pasarán


Muy frecuentemente oímos decir a algunas personas que cuando el mundo esté ardiendo en fuego, ellos esperan estar en el cielo. Pero si eso fuera verdad, ¡qué triste!, porque a los cielos les pasará lo mismo. Jesús habló de “el cielo y la tierra pasarán…”. Sin embargo, observamos lo que Salomón dice:

“Generación va y generación viene; más la tierra siempre permanece”. Eclesiastés 1:4


Considerando las promesas de Dios que le pertenecen a Abraham, a Cristo y a los cristianos, llegaremos a la conclusión de que nuestra heredad tiene que ser en esta tierra. Está escrito que Abraham será el heredero del mundo (Romanos 4:13). Todavía la promesa de Dios, de darle la tierra de Canaán está pendiente, pero se la dará (Hechos 7:5). Está escrito que Jesús será rey sobre toda la tierra. (Zacarías 14:9). Ante todos estos hechos juzgamos que la expresión que dice “El cielo y la tierra pasarán”, es de naturaleza metafórica, y se refiere a una purificación, a una limpieza de todo lo malvado, de todos los poderes impíos (cielos) y la destrucción de lo que estos poderes corruptos han creado (tierra).


El cielo o los cielos

“En el principio crió Dios los cielos y la tierra”. Génesis 1:1

“Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento”. Génesis 2:1


Vemos entonces, en el primer capítulo de Génesis, que Dios comenzó su creación con los cielos y la tierra. Después de que esta creación física quedó terminada, vemos que él usa el plural del sustantivo (cielos). Moisés también habla del cielo en plural, y David habló de “los cielos de los cielos”:

“Alábenle, cielos de los cielos y las aguas que están sobre los cielos”. Salmos 148:4


Cuando pensamos en los cielos que han de ser destruidos por causa del pecado nos convencemos de que Pedro y Jesús no están hablando de los cielos desde donde Dios gobierna al universo, pues Pedro dice:

“Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva según sus promesas, en los cuales mora la justicia”. 2 Pedro 3:13


Sin duda que por esta razón Isaías el profeta habló lo que Dios había profetizado, diciendo:

“Porque he aquí que yo crío nuevos cielos y nueva tierra: y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Isaías 65:17


Lo que Dios destruirá, representado en cielos y tierra, es todo lo que es contrario a su voluntad y los reyes o los que dominan esta situación caótica. Es precisamente en la tierra en donde esta invasión ha tenido lugar. Los hombres han usurpado la autoridad que sólo a Dios le corresponde, constituyendo un poder corrupto que domina sobre las heredades de Dios. Dios destruirá todo aquello que es contrario a su voluntad, durante el Reino del Señor Jesucristo. Una señal grande de la segunda venida de Cristo es que los poderes de los cielos serán conmovidos (Mateo 24:29). Esto está sucediendo ahora mundialmente. Nunca antes ha habido un tiempo en que los poderes o gobiernos de las naciones estén siendo sacudidos al grado en que se ven ahora. Dios así lo ha dicho:

“Pues así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco aún haré temblar los cielos y la tierra, y la mar y la seca”. Haggeo 2:6


El sacudimiento y sus efectos


No debemos confundirnos o equivocarnos en cuanto a este sacudimiento de los cielos y la tierra. Este mismo profeta declara las palabras de Dios:

“Y haré temblar a todas las gentes y vendrá el Deseado de todas las gentes: y henchiré esta casa de gloria, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Haggeo 2:7


La interpretación del apóstol Pablo sobre esto, es como sigue:

“Aún una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra mas aún el cielo. Y esta palabra, aún una vez, declara la mudanza de las cosas movibles como de las cosas hechas para que queden las cosas que son firmes. Así que, tomando el reino inmóvil, retengamos la gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor”. Hebreos 12:26-29


Es muy claro ver aquí que el sacudimiento de los cielos y la tierra era el cambio o mudanza de los reinos del mundo y su remoción. “Cielo” en su existencia natural es un elemento gobernante que administra esta tierra física y que hace que produzca vida. Pero también son elementos que tienen una fuerza espiritual sobre la tierra. Estos elementos de potencia espiritual es el gobierno de los hombres controlados por un espíritu de carnalidad. Esta fuerza gobernante suministra la naturaleza carnal del hombre creando de este modo esta condición perversa e impía en la que vivimos. Es esto lo que es contrario al Reino de Dios, y debe ser destruida por el resplandor de la venida de Jesús. Es Cristo quien tomará dominio de esos reinos (o cielos) del mundo (Apocalipsis 11:15). Él también debe destruir el producto (o tierra) que han producido esas fuerzas perversas del hombre carnal. La inestabilidad de los gobiernos del mundo hoy, significa que tal sacudimiento o mudanza ha comenzado. Esta conmoción política que existe ahora es una señal determinante de la inminente venida de Jesús (Lucas 21:26).

Si usted lo ha notado, David en el Salmo 19, nos muestra que la palabra “cielos” significa factores de gobierno. En los primeros seis versículos habla de los cielos físicos (o naturales). Y en seguida, comparando el poder de aquellos cielos, con los mandamientos de Dios, que son los que gobiernan nuestros actos cotidianos, dice: “La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma… los mandamientos de Jehová son rectos… tu siervo es amonestado con ellos” (Versos 7-11). Esta comparación nos ayuda a ver que Dios usa las cosas físicas, incluyendo los cielos, para representar las cosas espirituales. Dios, siendo el supremo Gobernador y Creador, es el legítimo Gobernante en todas las cosas que ayudan en todos los elementos que sirven para control del hombre carnal. Esta es la razón de por qué los cielos y la tierra como se han descrito, han de pasar. Estos han sido corrompidos por el hombre carnal, y se encuentran funcionando en sentido contrario al dominio de Dios en justicia.


Pasarán con grande estruendo


Los truenos de las nubes de guerra o rumores de guerra hacen temer a los hombres. Actualmente los hombres y naciones se están conmoviendo ante las condiciones en que vive el mundo. Se ve fácilmente que esto es el cumplimiento de estas profecías, tanto que esta situación se está colocando para una explosión real que traerá como resultado el pase repentino de todas las obras del hombre, aún los cielos (o gobernantes) y la tierra (hombres bajo tal dominio). La situación actual de gobiernos que se desgarran, que caen unos y se levantan otros; la competencia por el mercado mundial, la sed de dominio universal; la democracia con su poder de agrupar gente; el Papa con su política disfrazada de religión y sus viajes por el mundo para acelerar su misión de promotor del Movimiento Ecuménico, etcétera, todo está cooperando para que los “cielos“ y la “tierra” pasen fugazmente, y las naciones lleguen a una ruina total. Este es entonces, el momento para que el pueblo de Dios se mantenga vigilante, a no ser que algunos se encuentren cooperando para estas fuerzas del mal. Debemos guardarnos sin mancha en este mundo, o estaremos en peligro de pasar o dejar de ser, como sucederá con los cielos y la tierra de gobiernos. El apóstol Pedro dijo:

“Pues como todas esas cosas han de ser deshechas, ¿Qué tales conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones?… estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz”. 2 Pedro 3:11 y 14


Los comentarios están cerrados.