Nuestra Visión y Misión
En la Biblia, la vida de fe a menudo se describe como un andar (Gn. 17:1; Sal. 84:11; Ro. 8:1; Gá. 5:25). Para nosotros, nuestra peregrinación espiritual implica caminar pausada y con perseverancia conociendo cual es la voluntad de nuestro Dios y reteniendo la doctrina que hemos aprendido. Andar como es digno es una meta para todo creyente en Dios nuestro creador, tomando su palabra como una forma de vida. Hacer la voluntad de nuestro Dios, es el resultado de tener su palabra en nuestro corazón (Sal. 40:8). Es por eso que se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel (1 Co. 4:2). Teniendo como fruto la santificación y como fin la vida eterna (Ro. 6: 22). La Biblia nos testifica de que por la fe alcanzaron buen testimonio los antiguos, pero, aunque alcanzaron buen testimonio, no recibieron lo prometido (He. 11:39), antes al igual que Abraham esperan una ciudad que tiene fundamento, cuyo artífice y constructor es Dios. Esta esperanza en la escritura nos consuela y nos anima a perseverar en esa misma fe que hemos aprendido, poder alcanzar también ese buen testimonio y poder estar en esa ciudad en el reino de nuestro Dios.
Andar como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. Siendo embajadores de Cristo en su Evangelio, teniendo como fin la Vida Eterna. Hacer la voluntad de nuestro Dios es una evidencia de nuestra relación con nuestro Señor Jesucristo y con su Evangelio.
Permanecer en el Reino de Dios establecido. “El cual pagara a cada uno conforme a sus obras: Vida eterna, a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad. Pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia” (Romanos 2:6-8). “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: venid benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).
Es para toda la humanidad. “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación de todos los hombres” (Tito 2:11). “Si, así es, nuestro Dios no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
Nosotros creemos
- En la Biblia que es la Palabra de Dios.
- En la Iglesia como el Cuerpo de Cristo.
- En la Segunda venida de Cristo.
- En el Reino de Dios por la Eternidad.
- En el Evangelismo.
- En el Sábado como señal entre Dios y los hombres.
Nuestros valores
Ser humilde es la mejor forma de andar como es digno de la vocación con que fuimos llamados. Vivir con humildad es tener siempre presente el temor de nuestro Dios, es tener la humildad de nuestro señor Jesucristo, de aquel que alguna vez nos dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29). Necesitamos humildad para caminar en obediencia, siempre sabidos que a los corazones humildes les es revelado los misterios de la salvación, el que se humillare será ensalzado, los animamos a vivir con humildad.
Abrir las puertas y entrara la gente justa guardadora de verdades. ¡Porque ya se nos ha declarado lo que es bueno! Ya se nos ha dicho lo que de nosotros espera el Señor: Practicar la justicia. En nuestra vida diaria es hacer la voluntad de Dios conforme a lo que Él obra en nosotros, la justicia hace todo de la manera correcta. La gracia solo se manifiesta donde primero hay justicia, cuando la persona no acepta la justicia de Cristo, niega el don, la gracia no puede reinar, es un decreto divino. “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).
Hemos aprendido que, a la luz del evangelio de Jesús, que lo más importante es, además de conocer, temer, amar, alabar y servir a nuestro Dios por medio del Señor Jesucristo, es amar y ayudar al prójimo (pobre, necesitado, desamparado). No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios” (Mateo 9:13), decía Jesús. La palabra de Dios nos procura a ser piadosos y amar misericordia con los más necesitados, siempre sabidos de que las palabras de Jesús, de que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis.